Organizado por Wines of Argentina, se desarrolló en Mendoza y Buenos Aires el Workshop “El vino en el 2030”, a cargo de Lulie Halstead, experta inglesa en tendencias en el mundo del vino.
Auspiciado por FedEx, la Nave Cultural (Ciudad de Mendoza) y OWN Hotels (SLS Puerto Madero), a través de la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina (AHT), y organizado por WofA junto a Vinventions y UPM Raflatac,el Workshop contó con la participación de representantes de bodegas, así como profesionales de la industria y del marketing y la comunicación vitivinícolas.
En términos de macrotendencias globales, de acuerdo a Lulie Halstead los consumidores seguirán comprando y consumiendo vino. Se estima que el volumen total de vino consumido a nivel global seguirá decreciendo hasta 2028, pero a tasas de volumen más bajas que el período 2021 - 2023 (IWSR). Por su parte, se prevé que el valor (retail) del vino a nivel mundial aumentará de 2024 a 2028. La premiumización continuará hasta 2028, y las reducciones de volumen provendrán de la reducción del consumo de vino principalmente en los segmentos de precio más bajos (IWSR).
El segundo módulo hizo un repaso por las principales tendencias que se evidencian en el mundo del vino de cara al 2030. Moderación en el consumo del alcohol, bajo la premisa “less but better” (menos pero mejor), contribuyendo a la premiumización; búsqueda de mayor frescura con preferencia por rosados, blancos y espumosos, y tintos con niveles más bajos de alcohol; el envejecimiento de las poblaciones de consumo en mercados más maduros, con la necesidad de orientar la estrategia tomando en cuenta los gustos y demandas de consumidores de entre 50 y 70 años y, finalmente, los blendings, mezclando diferentes categorías de bebidas alcohólicas en vez de tomarlas solas.
En materia de desafíos para el vino, la cerveza baja en alcohol o directamente sin alcohol, así como las bebidas ready-to-drink aparecen como la principal competencia del vino de acuerdo a Lulie Halstead, junto a los cócteles y mezclas. Por otro lado, hizo hincapié en la necesidad de romper barreras para captar la atención a nuevas generaciones (“Gen Z”), -para quienes hay que ser un experto para tomar vino-, y abrir el juego para que deje de ser percibido como opción solo para ocasiones gastronómicas formales.
La experta repasó diferentes aproximaciones de modelos de negocios, enfatizando que para lograr un crecimiento rentable y exitoso en el tiempo las bodegas deben adoptar una perspectiva “market oriented”, con foco en el mercado por oposición a la orientación hacia las ventas o el producto. Esto implica tomar en cuenta el punto de vista de los consumidores, e incorporarlo como parte integral de la cultura corporativa.
El último de los bloques giró en torno al desarrollo de productos y marcas efectivas. “Es preciso que las marcas tengan rasgos distintivos claros, que puedan reconocerse por el nombre, por el logotipo, de manera muy clara para que los consumidores de la Generación Z puedan encontrar, localizar y comprar nuestros vinos fácilmente”, comentó la oradora.
Entre las principales recomendaciones que se desprenden de la jornada, Lulie Halstead enfatizó que el crecimiento del vino en el 2030 dependerá de que las bodegas conozcan quiénes son sus consumidores objetivo y qué cosas valoran, determinando dónde están posicionadas sus marcas y qué es lo que las diferencia y distingue para seguir generando conciencia entre sus públicos.