por Marcelo López Álvarez
En medio de la polémica de los resultados el Tribunal electoral de Venezuela proclamó el triunfo de Nicolás Maduro, por 8 puntos al dirigente opositor Edmundo González Urrutia.
La oposición que lidera María Corina Machado y llevaba como candidato presidencial a Edmundo González Urrutia denunció irregularidades en la carga de los datos
"Los resultados son inocultables. El país eligió un cambio de paz", resaltó el postulante opositor en su cuenta de la red social X antes de la difusión de números.
Poco después, el presidente del CNE, Elvis Amoroso, anunció pasadas las 12 de la noche en Caracas, que el presidente Maduro se quedaba con la victoria electoral por sobre González Urrutia.
Según CNE escrutados el 80 por ciento de los votos, el mandatario bolivariano obtuvo la reelección con el 51,20 por ciento, mientras que González Urrutia sacó el 44 por ciento.
Amoroso afirmó que se atrasó la carga de cifras porque se produjo una "agresión en contra del sistema de datos".
Detalló, además, que la tendencia era "contundente e irreversible" y aseguró que participó el 59 por ciento del padrón.
La Argentina, Costa Rica, Ecuador, Paraguay, Perú y Ecuador exhortaron al gobierno de Maduro a aceptar los resultados y a garantizar un conteo transparente, en un comunicado firmado de manera conjunta.
Recién después de conocidos los primeros resultados, el presidente venezolano salió a hablar en su búnker. "No podrán con la dignidad del pueblo venezolano. El sistema electoral tiene un altísimo nivel de fidelidad", subrayó Maduro, y recordó que Venezuela nunca se metió en "asuntos de otros países".
"Pido respeto a la Constitución, a los poderes públicos y la vida soberana de Venezuela, respeto a la voluntad popular", reclamó el dirigente chavista.
Estados Unidos y Argentina, por diferentes razone, fueron de los países de la región más interesados en la resolución del domingo electoral venezolano.
Estados Unidos porque lleva años intentando meter diente en los recursos naturales de la República Bolivariana algo que parece seguirá siendo foco de conflicto.
La Argentina porque Javier Milei porque en cualquier caso sigue afianzando su autopercepción de líder mundial de la derecha más rancia. Si la oposición venezolana ganaba se mostraría como quien marco el camino. Ante la derrota seguirá siendo el único mandatario de derecha libertaria que gobierna en América cimentando su auto agenda de líder
La inflación, imposible de adjetivar, que Venezuela acumuló entre 2016 y 2023 que fue por año del 550; 2.683,7; 1.698.488,2; 7.374,4; 3.713; 660; 305,7 y 193% y el apagón eléctrico que sufrió entre 2018 y 2019 y que generalizó el uso de efectivo fueron los motivos por los que -endógenamente- Maduro terminó con la economía prácticamente dolarizada al cien por cien.
El proceso, que se dio naturalmente, terminó desplazando al Bolívar no solo como moneda de ahorro sino de uso diario y según quienes visitan Venezuela el Bolívar casi ha desaparecido del habla popular, para nominar todo en dólares.
Qué hizo el Estado (Maduro) para avanzar en el proceso; derogar en 2018 la ley de Ilícitos Cambiarios que penaba toda transacción en dólares. No hay ilícito, pero tampoco hay formalidad real lo que limita las operaciones y transferencias bancarias en esa divisa y una dolarización plena y de derecho de la economía. El parecido con la competencia de monedas que plantea Javier Milei es tan fuerte que hasta se puede pensar que el mandatario argentino viene siguiendo muy de cerca el proceso, aunque lo niegue.
¿Qué pasa hoy en las calles? todo se vende y compra dólares y los Bolívares se usan como cambio chico. La misma situación que se vive en Panamá con el Balboa.
Javier Milei se entusiasma con la forma, Luis Caputo ya dijo que tienen todo recontra estudiado hace un tiempo atrás, y reafirma que los argentinos se deberán desprender de los dólares hasta para pagar impuestos porque pesos no habrá.
Lo que desconocen es la gran diferencia entre Venezuela y Argentina y que se transforma en la clave del “éxito” de la competencia de monedas y la dolarización. Esa gran diferencia es quiénes son los poseedores de los dólares.
En Venezuela los poseedores de los dólares son; Uno el Estado. Dos, la población más pobre y de clase media baja.
El Estado porque es el principal exportador, obviamente de petróleo, a través de PDVSA y la población porque son los poseedores del segundo producto de exportación, los venezolanos desparramados a lo largo y ancho del planeta.
En Venezuela los dólares que entran por las remesas a sus familiares de los 8 millones de venezolanos que viven fuera de Venezuela son el segundo producto de exportación, lo mismo pasa en mayor dimensión en México y en Perú donde no es el segundo, pero está entre los primeros cinco.
Las remesas en Venezuela se ubican (según diversos cálculos) entre 4 mil y 10 mil millones de dólares que se vuelcan inmediatamente al mercado(la gran diferencia en el número tienen que ver con la falta de estadísticas oficiales). Un trabajo del Banco Mundial indicaba que en 2023 más del 40 por ciento de los hogares venezolanos dependían de las remesas de sus familiares para vivir.
En Perú también las remesas llegan a una cifra aproximada a los 4000 millones de dólares, pero el caso más paradigmático es sin dudas el de México donde en 2023 las remesas de mexicanos por el mundo (sobre todo desde Estados Unidos) superaron los 60 mil millones de dólares
En la Argentina no llegan siquiera a 1000 millones de dólares y pierden por escándalo con la salida de dólares por la cuenta turismo, por ejemplo. Sin contar que al revés que, en Venezuela o Chile, por ejemplo, donde el Estado maneja los dólares a través de las exportaciones del petróleo o el cobre por empresas estatales, aquí el Estado le vive mendigando al sector agroexportador que le liquide un par de dólares para sobrevivir y está copiando el modelo -con el inclasificable RIGI- que dejará a la minería y la energía en manos de unos pocos. En pocos años veremos al Estado argentino mendigándole a tres sectores en vez de uno.
En resumen, Milei quiere copiar a Venezuela, sin embargo parece lejos de poder hacerlo de la misma manera, porque por razones macroeconómicas. sociales y culturales nos queremos mucho, pero nos parecemos poco.