Con el blanqueo en marcha y el relativo éxito de la exteriorización de efectivo, el Gobierno apuesta a que los dólares "colchón" se incorporen al sistema formal, remonetizando la economía. La intención es que los contribuyentes utilicen esos dólares para transacciones e inversiones; sin embargo, varios especialistas de mercado aseguran que, una vez blanqueados, esos dólares podrían volver a las cajas fuertes o de seguridad.
Entre empresarios e importadores circula cada vez con más fuerza el rumor de que el Gobierno pretende que estos dólares del blanqueo se usen para operaciones de comercio exterior, en lugar de recurrir al mercado oficial para cancelar importaciones.
"Lo que se comenta es que muchos empresarios del sector ya blanquearon sus dólares y podrían empezar a usarlos para pagar importaciones propias. Te evitas el esquema de 30 días y, como la brecha cambiaria se redujo, ya no conviene esperar los dólares del Banco Central. Con la baja de aranceles y la apertura de mercados, podría ser beneficioso agilizar las operaciones. Por ahora, no se ve porque la economía sigue débil, pero eventualmente las importaciones deberían crecer con estos incentivos", explicó un empresario del sector importador a una publicación especializada.
El Gobierno evalúa fomentar esa posibilidad, que podría concretarse mediante reducciones arancelarias dirigidas a los importadores que utilicen sus dólares para sus operaciones.
"El Gobierno cree que en Argentina va a haber una abundancia de dólares y no teme una avalancha de importaciones. No piensan como los economistas, que proyectan una escasez de divisas; ellos calculan que en 2025 habrá un superávit de dólares", es el análisis que hacen algunos sectores empresarios que, obviamente, tienen cierta cercanía con el Gobierno y descartan la importancia de los números de la economía real.
A pesar de las medidas proimportaciones que viene implementando el Gobierno, las consultoras estiman que el saldo comercial de Argentina en 2024 alcanzará una cifra cercana a los 19 mil millones de dólares.
La explicación es clara: la caída de la economía mantiene estancadas, a la baja, las importaciones de insumos y capital. Sin embargo, existe el riesgo latente de que la política del dólar bajo y estable termine disparando la pérdida de reservas por la importación de manufacturas y el aumento de la cuenta turismo.
Entre enero y agosto de 2024, la balanza comercial de Argentina registró un superávit de 14.151 millones de dólares. Durante este período, las exportaciones crecieron un 14,8% interanual, impulsadas por la mejora del sector agrícola frente al 2023, marcado por la sequía, mientras que las importaciones cayeron un 26,3%, debido al congelamiento y la depresión económica.
En casi el mismo lapso, la actividad económica retrocedió un 3,2% (primer semestre), y el tipo de cambio oficial se depreció un 63% interanual en agosto.
De acuerdo con el parate de la actividad económica y del consumo desde la asunción de Javier Milei, la baja en las importaciones afectó a todas las categorías: combustibles y lubricantes (-47,5%), bienes intermedios (-25,9%), piezas y accesorios para bienes de capital (-25,5%), bienes de consumo (-20,5%) y bienes de capital (-23,6%).