En un análisis reciente que pone bajo la lupa la competitividad del sector alimenticio argentino, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) ha revelado que tres productos esenciales - arroz, leche y carne de cerdo - son más costosos en Argentina que en Brasil, a pesar de que los productores argentinos reciben menos por estos mismos productos. Este contraste entre precios de supermercado y lo que obtienen los productores ha generado preocupación sobre el impacto de las fluctuaciones cambiarias y las políticas fiscales en la industria alimentaria.
El arroz, un pilar en la dieta de ambos países, muestra una notable diferencia de precio al consumidor. En Argentina, el kilogramo se vende a 1,94 USD, un 58% más que el precio de 1,23 USD en Brasil. Sin embargo, al nivel del productor, los precios son casi idénticos, con una variabilidad de solo el 2%. Los costos de producción son ligeramente superiores en Argentina, siendo 0,02 USD por kg más caro que en Brasil.
El litro de leche en Argentina cuesta un 25% más que en el mercado brasileño. En términos de retribución al productor, la diferencia es aún más marcada, con Brasil ofreciendo precios un 11% más bajos. La producción de leche en Argentina es significativamente menos rentable, con los productores recibiendo solo 0,01 USD por litro frente a los 0,09 USD en Brasil.
El cerdo, otro producto clave, se vende a 3,96 USD por kg en Argentina, un 17% más que en Brasil. Aunque los precios al productor han sido similares en los últimos meses, con Argentina ligeramente por encima, los costos de producción en Argentina alcanzan los 1,47 USD por kg, superando en un 33% a los 1,10 USD de Brasil, principalmente debido a los costos laborales.
El estudio también señala diferencias en la carga impositiva que afectan el precio final de estos productos. En Argentina, los alimentos básicos con IVA del 10,5% enfrentan una carga tributaria levemente superior a la de Brasil. Para productos como la leche, con un IVA del 21%, la diferencia es aún más pronunciada. En Brasil, el ICMS, un impuesto que varía según el estado y el tipo de producto, promedia en un 12% para alimentos, aunque la reciente reforma fiscal podría incrementar esta carga. Además, el ISS, similar a las contribuciones municipales argentinas, añade otra capa de variabilidad impositiva.
Este análisis no solo resalta la disparidad en precios y ganancias entre dos gigantes agrícolas de América del Sur sino que también abre el debate sobre cómo las políticas cambiarias y fiscales afectan la competitividad de un sector vital para la economía argentina. La apreciación del peso frente a la depreciación del real brasileño agrava estas diferencias, planteando desafíos significativos para los productores argentinos que buscan mantener su competitividad en el mercado global.