Mientras el Gobierno argentino sigue transitando una situación económica eternamente frágil, con un peso artificialmente apreciado y un plan económico que depende en gran parte de la estabilidad de los mercados internacionales, Lula y su ministro Fernando Haddad dan pelea a brazo partido a lo que cada vez se parece más a uno de los famosos golpes de mercado y lleva liquidadas en pocos días casi el 10 por ciento de sus reservas. Claro que las reservas de Brasil no son negativas como las argentinas, sino que superan los 300 mil millones de dólares.
Lula y Fernando Haddad en Brasil tratan de frenar la corrida y re estabilizar la economía del mayor país de Sudamerica
Brasil: el "efecto caipirinha" y la presión cambiaria
El colapso del real no es un fenómeno nuevo para Brasil. En 1999, el país vivió lo que se conoció como el "efecto caipirinha", un golpe fatal para un sistema de convertibilidad argentino que, con mucho esfuerzo y deuda, había sobrellevado la crisis mexicana de 1994, bautizada como "tequila".
En ese entonces, la presión cambiaria fue tan fuerte que Brasil vio disparar la inflación y provocó una fuerte devaluación del real. El cierre de 2024 y arranque de 2025 parece traer una historia repetida y, aunque las causas de la crisis son distintas y el escenario no es el mismo, la decisión de Javier Milei de combatir la inflación con un tipo de cambio extremadamente bajo y atrasado podría terminar trayendo a la economía argentina los mismos resultados perjudiciales que en aquellos años.
Mientras miles de argentinos con cierto poder adquisitivo se amontonan en las fronteras terrestres y aeropuertos para aprovechar el atraso cambiario de Javier Milei, el gobierno de Lula interviene agresivamente en el mercado, pero no logra frenar la devaluación del real, que ya superó cómodamente los 6 reales por dólar.
Brasil: el impacto de la crisis en la Argentina
El freno, que ya se comienza a sentir, en la economía de Brasil tiene sus implicancias en el principal socio comercial.
La fuerte devaluación del real perjudica a las exportaciones argentinas, encareciendo los productos nacionales y disminuyendo la competitividad de las empresas argentinas en el mercado brasileño, que, recordemos, es cinco veces más grande que el argentino.
En segundo lugar, la crisis en Brasil podría profundizar las tensiones cambiarias en Argentina, donde el peso sigue apreciado de forma artificial con cepo cambiario, dólares “prestados” del blanqueo y la intervención fuerte del Banco Central en los mercados de los dólares financieros.
A las turbulencias externas hay que sumar las implicancias internas. ¿Tiene el gobierno la confianza que dice tener? Los movimientos de las últimas horas parecen ponerlo en duda. El goteo de retiro del sistema de los dólares del blanqueo se profundiza. En los últimos días (con feriados de por medio) ya se fueron 3.000 millones de dólares de las cuentas especiales de los bancos y el carry trade comienza a desarmarse, con Toyota corriendo más rápido que el resto.
Las turbulencias internas crecen
Como si no alcanzara con esas turbulencias externas e internas, el viernes cerró con tres grandes jugadores del mercado de la agroexportación en crisis. Cuando faltan aún 90 días para la cosecha gruesa, Los Grobo Agropecuaria SA y Agrofina (ambas empresas vinculadas a la familia Grobocopatel) comunicaron a la CNV que no podrán cumplir con sus próximas obligaciones, entrando en default.
Javier Milei, o mejor dicho los funcionarios de Economía, porque el presidente y sus aduladores por sus últimas apariciones públicas parecen no tener registro de lo que pasa, se enfrentarán a un verano de tensiones fuertes y consecuencias impredecibles si no hay un plan de contingencia que vaya más allá de seguir sumando deuda para utilizar como respirador artificial.
Los viejos dichos siempre tienen razón y, una vez más, parece comprobarse que cuando Brasil se resfría, a la Argentina la internan con neumonía.