06/01/2025 - Edición Nº278

Economía

Inversiones y desarrollo

La otra cara del fenómeno Vaca Muerta

03/01/2025 | Los especialistas advierten que para lograr el volumen de exportaciones que sueña la política se necesita un volumen de inversión e infraestructura que no está claro quién hará.


por Marcelo López Álvarez


El gobierno de Javier Milei y su ministro Luis Caputo comienza a apurar el ritmo de remada. Las noticias que llegan desde Chicago asustan: la caída de la soja ya no es un chiste y compromete seriamente la entrada de dólares. El norte del bote en el cual apuran su remada se llama Vaca Muerta y sus posibilidades de exportación de energía. Pero, ¿alcanza realmente?

La política argentina y gran parte del empresariado ven en la formación geológica patagónica la gran salvación nacional a la eterna restricción externa capaz de promover una transformación radical en la economía argentina.

Sin embargo, las proyecciones y realidades sobre el terreno ofrecen un panorama más complejo y menos optimista de lo que se ha divulgado, y empiezan a asimilar a Vaca Muerta al Quini 6: el pozo está, pero hay que acertar los números para obtenerlo.

La promesa de Vaca Muerta

El relato sostiene que Vaca Muerta podría ser la llave para años de estabilidad económica, permitiendo a Argentina exportar lo suficiente como para compensar la falta de reservas en el Banco Central e incluso cambiar la matriz exportadora agropecuaria por una de exportaciones energéticas.

Las estimaciones del audaz equipo económico de Toto Caputo proyectan que, para el año 2030, Argentina podría alcanzar exportaciones de petróleo y gas por valor de 30 mil millones de dólares y sumar otros 20 mil millones del complejo minero, lo que teóricamente reduciría la eterna restricción externa.

Vaca Muerta: el contraste

Sin embargo, estas proyecciones se enfrentan a una dura realidad. Ricardo Markous, CEO de Tecpetrol, una de las principales compañías petroleras del país, puso en discusión en un reciente seminario el número con una simple refutación: para alcanzar esos niveles de exportación hace falta inversión, y no solamente de los privados sino también del Estado a través de infraestructura.

Según el ejecutivo, para alcanzar las cifras de exportación de las cuales habla el Gobierno sería necesario un desembolso anual de no menos de 19.000 millones de dólares en inversiones.

Y allí es donde todos silban un tango mientras revuelven el cafecito. En el contexto actual, parece imposible de alcanzar. La otra gran apuesta del Gobierno, el RIGI, también parece quedarse en las fantasías. Hasta hoy los anuncios no sobrepasan los 8.000 millones de dólares; casi la mitad no son para Vaca Muerta y, en firme, solo hay aprobados por las autoridades no más de dos o tres.

El escepticismo del Mercado

El periodista Ezequiel Burgo, especializado en energía, aseguró en el mismo seminario que se vive una especie de "borrachera de expectativas que el Gobierno promueve y que el mercado financiero sigue con atención", sugiriendo que el mercado financiero observa con escepticismo estas expectativas.

Martín Rapetti, director de la consultora Equilibra, añadió en el evento que, aunque se logre alcanzar el nivel de exportaciones esperado, no sería suficiente para solucionar los problemas estructurales de la economía argentina, especialmente considerando la comparación con otros países en términos de exportaciones per cápita de energía y minería.

Como si el escenario ya no fuera complicado, en el último día hábil se conoció que Roch, una de las petroleras que opera en Tierra del Fuego y Vaca Muerta, anunció que no pudo hacer frente a las obligaciones financieras que vencían con el cierre del año. Otro llamado de atención para un gobierno ensimismado con un modelo que comienza a hacer agua.

 

Vaca Muerta, una esperanza pero que requiere niveles de inversión que aún no llegan.

Vaca Muerta, una esperanza pero que requiere niveles de inversión que aún no llegan.

Barreras estructurales

Argentina enfrenta no solo un déficit en reservas, sino también deudas comerciales transformadas en bonos con intereses en dólares y utilidades no giradas que suman varios miles de millones de dólares, que este gobierno fantasea haber solucionado, pero están allí vivitas y coleando como el último día de Alberto Fernández.

Rapetti pone números a esos rojos y asegura que las reservas son negativas en 7.000 millones de dólares (aunque otras consultoras ya las ubican en 9.000 millones). Las deudas comerciales del sector privado acumuladas rondan los 20 mil millones, lo que genera además intereses, ya que la mayoría está nominada en Bopreal, y se calcula que las deudas por dividendos no pagados llegan a una suma cercana a los 8.000 millones de dólares.

Ese panorama que el Gobierno soluciona en el relato pero no en la realidad es una de las barreras para la llegada de inversiones reales. Las empresas extranjeras, como las nórdicas presentes en el Seminario Sustainable Nordics 2024, han manifestado que el levantamiento de estas restricciones es crucial para avanzar con sus inversiones en el país.

Según las empresas de los más diversos rubros de países nórdicos que participaron del seminario organizado en conjunto por las embajadas de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, el RIGI es un paso "muy importante pero no suficiente" para avanzar con las inversiones. Resaltaron que, para crear un nuevo clima de negocios, es fundamental levantar el cepo, algo que "no se entiende en las casas matrices y es interpretado como un equivalente a riesgo".

Para los especialistas, también es crítico que la capacidad de Argentina permita desarrollar una cadena de valor que beneficie al país más allá de la exportación de materias primas. La historia económica argentina ha mostrado que ser rico en recursos no garantiza riqueza. Ejemplos como el café y el chocolate ilustran cómo otros países aprovechan la industrialización para capturar mayor valor agregado, algo que Argentina nunca ha podido concretar salvo en casos muy excepcionales y pequeños como la vitivinicultura.

Nota publicada en Sitio Andino