
En un movimiento que podría transformar la dinámica de la industria frutícola y las economías regionales en Argentina, pero que también puede generar mucha polémica, el gobierno ha anunciado una serie de reformas radicales en el SENASA que facilitan fuertemente los trámites burocráticos de exportación, pero, a su vez, relajan fuertemente los controles sanitarios.
La Resolución 21/25, firmada por el Secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, publicada hoy en el Boletín Oficial y difundida en redes sociales por el ministro Federico Sturzenegger, la ha calificado como una desregulación histórica, destinada a simplificar y modernizar el sector de frutas, tanto cítricas como no cítricas, secas y desecadas.
Según el Ministro de Desregulación, la reforma fue impulsada tras la experiencia de un productor que enfrentó la burocracia al intentar exportar sandías que le narró a Sturzenegger cómo tuvo que desarmar y reemplazar los envases exigidos por el mercado internacional una vez que su producto estaba en el barco, en un proceso ineficiente y costoso.
Según Sturzenegger, la respuesta del gobierno ha sido una reingeniería completa de las normativas. El ministro asegura que la nueva regulación se centra en dos pilares fundamentales: la vigilancia sanitaria y la emisión de certificados fitosanitarios para la exportación.
La Resolución 21/25 (y otra que viene mañana), con firma de Sergio Iraeta, implementan una histórica desregulación en la industria de frutas (cítricas, no cítricas, secas y desecadas). Para visualizar de lo que hablamos comparen en la foto adjunta la reglamentación vieja (la pila… pic.twitter.com/b4AE0oiTtW
— Fede Sturzenegger (@fedesturze) February 10, 2025
La nueva reglamentación, en un enfoque absolutamente minimalista, permite a los productores informar simplemente sus actividades y ubicaciones a SENASA y levanta todo tipo de controles presenciales e inspecciones de las plantas y galpones de empaque. Entre las desregulaciones, se elimina la necesidad de habilitación de instalaciones y su revalidación anual, lo que reduce drásticamente el papeleo y los costos asociados. Sin embargo, rápidamente algunos especialistas del sector advierten que, con tal grado de desregulación, el riesgo sanitario se multiplica al infinito, poniendo en riesgo latente los mercados internacionales más importantes.
La desregulación del SENASA un importante avance de beneficios, pero también crea peligros al levantar todo tipo de controles
Según la nueva resolución, los productores ahora tienen la libertad de decidir cuándo cosechar sin la necesidad de permisos previos y también quedan abolidas las normas sobre envases, permitiendo a los productores elegir libremente sus métodos de empaque a su conveniencia o pedido del comprador, una decisión que hasta ahora estaba sujeta a la aprobación y verificación de SENASA.
Otra reforma significativa es la eliminación de restricciones a la exportación basadas en la tipología de la fruta. Anteriormente, solo se permitía exportar frutas de categoría premium, lo que limitaba las oportunidades de mercado para productos de menor calidad, pero aún comercializables. Según Sturzenegger, de esta manera la exportación se alinea con la demanda del mercado, lo que podría aumentar significativamente las exportaciones argentinas de frutas.
La nueva desregulación en las exportaciones de la industria frutícola parece tener el mismo destino de todas las medidas de Javier Milei, que parecen pasarse siempre por dos pueblos. Si bien no se puede dejar de reconocer que es muy importante para las economías regionales una serie de desregulaciones (envases, calidad, etc.) que permiten buscar nuevos mercados, no es menos cierto que el levantamiento absoluto de los controles y habilitaciones genera un riesgo sanitario importante que puede llevar a perder los mismos mercados que se pretenden ganar.
Nota Publicada en Sitio Andino