
En un movimiento que ha generado tanto expectativas como controversias, el presidente Javier Milei firmó el Decreto 116/14, que transforma al Banco de la Nación Argentina (BNA) en una sociedad anónima. La medida, anunciada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, marca un hito en la historia de una de las instituciones financieras más emblemáticas del país.
El decreto establece la conversión del ente autárquico en Banco de la Nación Argentina Sociedad Anónima (BNA S.A.), con un capital social estimado en 1.602.274.965.000 millones de pesos. Esta transformación se basa en el DNU 70/23 y en la Ley Bases, aprobada por el Congreso Nacional en 2023.
El Estado Nacional será el accionista mayoritario, con el 99,9% del capital social, mientras que la Fundación Banco de la Nación Argentina tendrá el 0,1% restante. El Ministerio de Economía ejercerá los derechos correspondientes al capital estatal. Sin embargo, para avanzar en una posible oferta pública de acciones o traspaso a privados, el Gobierno necesitará la aprobación del Congreso, ya que la venta del banco quedó excluida de la Ley Bases.
Aunque el Gobierno había incluido inicialmente al Banco Nación en su lista de empresas a privatizar, la institución fue excluida durante la negociación de la Ley Bases. No obstante, la transformación en sociedad anónima reaviva el debate sobre si esta medida es un paso hacia una eventual privatización o simplemente una modernización necesaria para fortalecer la entidad.
Desde el oficialismo, se argumenta que la conversión permitirá al banco acceder a nuevos recursos y mantener su rol clave en el financiamiento de las PyMEs y las familias. "La promesa de inflación cero viene acompañada de abundancia de créditos", señalaron fuentes del Banco Nación, alineándose con el discurso del Gobierno de Milei.
El Banco Nación Argentina fue transformado en Sociedad Anonima
La medida no está exenta de polémica. Por un lado, el Gobierno busca recuperar el centro de la agenda en un contexto marcado por el Criptogate y la reunión de Milei con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. Por otro lado, existe una traba judicial: el juez federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla, dictó una cautelar que impide avanzar en la privatización del banco estatal.
Además, los trabajadores del banco y sectores de la oposición ven en esta transformación un intento encubierto de privatización, lo que podría poner en riesgo el acceso a la bancarización en miles de localidades del país.
La transformación del Banco Nación en una sociedad anónima tiene repercusiones tanto en el ámbito económico como político. Por un lado, podría facilitar la captación de capitales privados y mejorar la eficiencia de la entidad, lo que se traduciría en una mayor oferta de créditos y una mejor competitividad en el mercado financiero.
Por otro lado, existe el riesgo de que la medida se transforme en la puerta de entrada a un intento de desmantelar una institución clave por su territorialidad y extensión, lo que pondría en serio riesgo el acceso a la bancarización de miles de poblaciones a lo largo y ancho del país.
El futuro del Banco Nación como sociedad anónima dependerá en gran medida de las decisiones que tome el Ejecutivo y del Congreso, que tiene la potestad de anular el decreto presidencial. Mientras el oficialismo insiste en que la medida es necesaria para modernizar la entidad y garantizar su sostenibilidad, los críticos ven en ella un intento de avanzar hacia una privatización encubierta.
La transformación del Banco de la Nación Argentina, fundado en 1891, marca un punto de inflexión en la historia de la economía argentina y de una entidad fundamental en el desarrollo de las PyMEs y las economías regionales.