
Un año después de haber iniciado su labor en Wine Institute sede Mendoza, la enóloga Lourdes Espejo lideró un ambicioso proyecto que marca un hito en la formación de futuros profesionales del mundo del vino: la elaboración artesanal de un vino propio, concebido como una experiencia educativa integral.
La iniciativa, enmarcada en el plan de estudios del Instituto, permitió que 40 estudiantes de primer y segundo año, en su mayoría de la carrera de Sommelier, participaran activamente en todas las etapas del proceso de vinificación. Desde la cosecha de las uvas hasta el embotellado, los alumnos vivieron en primera persona cada fase, combinando conocimientos teóricos con práctica real en un entorno profesional.
“Me ocupé de coordinar cada etapa de la producción, para asegurar que los chicos reciban una formación de calidad y se enfrenten a un entorno real de trabajo”, explicó Lourdes Espejo.
El Instituto no solo proporcionó el espacio y las condiciones adecuadas, sino que también contó con el apoyo clave de empresas del sector vitivinícola, que colaboraron con donaciones e insumos fundamentales para garantizar la calidad del producto final.
Entre los aliados estratégicos, se destaca el Vivero Mercier, que donó uvas de alta calidad gracias a la gestión de la Lic. en Bromatología Laura Bree, profesora del Wine Institute y responsable del Departamento de Investigación, Desarrollo, Innovación y Sustentabilidad en dicha empresa. Asimismo, la firma Laffort, especializada en insumos para vinificación, proveyó los productos necesarios para una fermentación controlada y eficiente. Por su parte, Arpex aportó los corchos para el embotellado final.
“La idea de elaborar un vino propio surgió como una iniciativa educativa dentro del plan de estudios del Instituto, con el objetivo de ofrecer a los estudiantes una experiencia práctica que complementara los conocimientos teóricos adquiridos en clase”, afirmó Analía Videla, directora de Wine Institute.
El proyecto, que aún continúa con las últimas etapas del proceso, permitió a los estudiantes entender la relación entre producción y cata, y valorar el impacto de cada fase en la calidad del vino.
“Lo más importante es que los alumnos pudieron experimentar la magia de transformar las uvas en vino”, concluyó Espejo.
Con este tipo de propuestas, el Wine Institute reafirma su compromiso con una formación de excelencia, innovadora y en contacto directo con la realidad del sector vitivinícola. Sin duda, una experiencia que quedará grabada en la memoria de quienes participaron y que sienta un precedente en la educación enológica en la región.