
La inflación de marzo alcanzó el 3,7%, muy por encima de las estimaciones privadas y del propio Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, que proyectaba un alza del 2,6%. Con este dato, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumula un 8,6% en lo que va del año y marca el registro mensual más alto desde agosto de 2024, cuando se ubicó en 4,2%.
Los principales rubros que impulsaron la suba fueron Educación, con un incremento del 21,6%, debido al inicio del ciclo lectivo, y Alimentos y bebidas, que registraron una variación del 5,9%, destacándose los aumentos en verduras, tubérculos, legumbres y carnes.
De esta manera, el IPC no solo profundiza su tendencia alcista —ya evidenciada en febrero cuando subió al 2,4% desde el 2,2% de enero—, sino que rompe la barrera del 3% por primera vez en lo que va de 2025.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), además de Educación y Alimentos, otros sectores también registraron incrementos significativos: Vestimenta y calzado subió un 4,6%, los precios estacionales aumentaron un 8,4%, y los precios regulados un 3,2%.
Para el economista Gabriel Caamaño, esta dinámica responde a una “no linealidad del proceso que se expresó con toda la furia en un marzo cargado por dudas sobre la continuidad del ancla cambiaria”. A esto se sumó una aceleración en los precios de bienes básicos y una menor incidencia positiva de los factores estacionales.
Desde el Ministerio de Economía, conducido por Luis Caputo, señalaron que, pese al aumento, el dato representa una caída significativa respecto al mismo mes del año anterior, cuando la inflación fue del 11%. Además, destacaron que la variación interanual fue del 55,9%, lo que marcaría —según el Gobierno— una tendencia sostenida de desinflación en el último año.
Sin embargo, los analistas privados son más cautos. El REM del BCRA corrigió al alza sus previsiones para los próximos meses: proyecta un 2,2% para abril (versus 1,9% anterior) y un 2% para mayo (frente al 1,7% previo). Estas correcciones reflejan una mayor presión inflacionaria, en un contexto donde persisten las tensiones sobre el tipo de cambio, el precio de los alimentos y el nivel de consumo.
La fuerte aceleración del IPC en marzo reaviva el debate sobre la sustentabilidad del modelo económico actual. Según el economista Emmanuel Álvarez Agis, “sin una política cambiaria consistente, el modelo de Milei es insostenible”, aludiendo a la fragilidad de sostener el actual esquema sin respaldo en reservas internacionales sólidas.
En este escenario, la inflación se consolida como uno de los principales desafíos para el Gobierno, en un año donde busca mantener el superávit fiscal, contener el dólar y fomentar una reactivación económica proyectada en un 5%. No obstante, los datos de marzo indican que la estabilidad de precios aún está lejos de consolidarse.