Además, se suma la inestabilidad global: la guerra comercial entre China y Estados Unidos, revivida por Donald Trump, impacta en el comercio internacional, sube los costos financieros y complica el acceso a divisas.
El acuerdo con el FMI por 20.000 millones de dólares, con 12.000 millones desembolsados de forma inmediata que, junto a otros ingresos de organismos internacionales y el comienzo de la liquidación de la cosecha gruesa, son la esperanza del gobierno para fortalecer las reservas del Banco Central y estabilizar el tipo de cambio en el nuevo esquema de bandas cambiarias: el dólar oficial podrá fluctuar entre 1.100 y 1.400 pesos.
Cuando el valor del dólar se acerque a los extremos de esa banda, el Banco Central intervendrá para vender o comprar divisas. Sin embargo, si la cotización se mantiene dentro de los márgenes, la entidad no actuará.
El problema es que la confianza en ese esquema está por construirse. Como enseñó la experiencia reciente, los capitales financieros tienden a entrar rápidamente con lógica especulativa (“bicicleta financiera”) y salir aún más rápido ante la mínima señal de inestabilidad.
Y probablemente el arranque signifique una devaluación cercana al 30%. El viernes el oficial cerró cercano a los 1.100 pesos y en la noche del domingo los bancos estaban actualizando sus sistemas con una cotización de arranque de entre 1.350 y 1.390 pesos.

La foto oficial del anuncio de Javier Milei junto al gabinete nacional del fin del cepo cambiario
¿Es realmente el fin del cepo?
Técnicamente, el levantamiento del cepo significa la eliminación de las restricciones para comprar dólares en el mercado oficial. También se liberaliza la remisión de utilidades al exterior, a partir del ejercicio fiscal 2025. Pero en paralelo, el Banco Central lanza una nueva serie de bonos, los BOPREAL (Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre), que permitirán a las empresas saldar deudas con el exterior anteriores al 12 de diciembre de 2023. Por lo que hay un camino de transición, no una apertura total e inmediata.
Además, se eliminaron incentivos como el esquema “blend” 80/20 para exportadores, lo que antes permitía a los sectores exportadores liquidar parte de sus ventas en el dólar financiero. Ahora deberán ingresar divisas al mercado oficial, un intento de fortalecer reservas, aunque podría desincentivar exportaciones si el tipo de cambio real se aprecia demasiado.
El “cepo” fue siempre un artefacto incómodo criticado por su distorsión del mercado cambiario, pero también defendido como necesario ante la falta crónica de dólares. En una economía bimonetaria como la argentina, sin controles de cambio, el mercado tiende a dolarizarse abruptamente, provocando fugas masivas de capital y devaluaciones.
El levantamiento del cepo es, en teoría, un paso hacia una economía más abierta y transparente. Pero crece la duda si las condiciones están dadas para que no se desate un nuevo ciclo de fuga y se desate un nuevo espiral inflacionario y profundización de la pérdida del poder adquisitivo.
Una devaluación de facto
Pese a que el gobierno insiste en que no hay devaluación, sino “normalización”, la realidad es otra. El tipo de cambio oficial pasa de 1.100 pesos a un rango que puede llegar hasta 1.400. La última vez que esto ocurrió, en diciembre de 2023, las consecuencias fueron claras y no hace falta recordarlas.
Pero además el fin de semana ya se notó el comienzo de una remarcación preventiva de precios que recalienta, aún más, el rebrote inflacionario de marzo.
¿Puede funcionar la apuesta de Milei?
El éxito del plan depende de dos premisas clave:
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Restricción monetaria: la emisión monetaria seguirá siendo extremadamente baja. Esto podría contener parte del impacto inflacionario, aunque a costa de menor actividad económica.
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Ingreso de inversiones privadas: se espera que, ante un nuevo marco regulatorio, lleguen dólares del exterior para proyectos productivos. Sin embargo, la experiencia argentina demuestra que la inversión extranjera no se guía solo por promesas, sino por estabilidad y seguridad jurídica.
El día después del cepo
Este lunes será un punto de inflexión. En qué lugar de la banda se ubique el dólar los tres días hábiles de esta semana podrá dar una idea de la primera reacción de los mercados, la actitud de los exportadores, el comportamiento del público en general.
La historia argentina muestra que las aperturas abruptas del mercado cambiario sin una base sólida han fracasado. Pero también es cierto que el cepo, con sus distorsiones, ya no ofrecía una solución sostenible. La incógnita está servida: ¿será el comienzo de una etapa de estabilidad o una jugada temeraria más en la montaña rusa de la economía argentina?
Fuente: Sitio Andino