La metáfora que sintetiza este giro la ofreció un metalúrgico en privado: “Pasamos de querer colocar fierros afuera a buscar cómo meter bicicletas chinas por contenedor”.
Tierra del Fuego, epicentro del conflicto
El epicentro del ajuste es Tierra del Fuego, históricamente protegida por un sub régimen aduanero que incentivó la radicación de industrias electrónicas. La baja de aranceles a la importación de celulares, que será total en 2026, derivó en un conflicto que trasciendo los límites de la isla.
Mientras crece el paro por tiempo indeterminado y se multiplican las protestas por el temor al desempleo, las grandes firmas ya están en tratativas con proveedores asiáticos para reemplazar la producción nacional por electrodomésticos importados. Newsan, una de las principales ensambladoras de celulares, ya anticipó que será “muy difícil” sostener la fabricación, a pesar del acuerdo firmado con el Gobierno y Sindicatos donde las empresas se comprometen a no realizar despidos hasta fin de este año.
Paradójicamente, en medio del conflicto, el Gobierno nacional giró más de 4.500 millones de pesos del Fondo para la Ampliación de la Matriz Productiva Fueguina (FMAP), destinado a obras eléctricas en la provincia. Se trata del mismo fondo creado durante la administración Fernández, alimentado por el ahorro impositivo de las empresas, que Milei ahora canaliza sin abandonar el discurso de ajuste. “No hay plata”, salvo cuando la política lo requiere.
Textiles: récord de importaciones, colapso de la industria
Según la Fundación ProTejer, el primer trimestre de 2025 marcó un punto de inflexión en el sector textil e indumentaria. Las importaciones crecieron 86% en indumentaria y 109% en textiles para el hogar respecto al mismo período del año anterior. El resultado: la participación del producto nacional en el mercado cayó al 33%, el nivel más bajo en una década.
El 75% de la ropa vendida en shoppings es hoy de origen extranjero. Las cantidades importadas casi se duplicaron, pero los valores crecieron apenas 79%, lo que sugiere una fuerte caída de precios y posibles prácticas de subfacturación. El valor promedio por kilo de confecciones es 26% más bajo que en 2024 y un 45% inferior al promedio del último decenio.
“Estamos ante una situación estructural que puede dejar al sector sin capacidad de recuperación”, advierten desde ProTejer. “La industria solo representa el 8% del precio final de una remera premium. El resto son impuestos, alquileres, costos financieros y márgenes comerciales”.
¿Baja de precios o consumo deprimido?
Desde el Gobierno se insiste en que la apertura permitirá reducir los precios. Sin embargo, entre diciembre de 2023 y marzo de 2025, la ropa aumentó 92% mientras la inflación general fue del 136%. Desde el sector productivo aclaran: no se trata de mayor eficiencia sino de caída del consumo. La baja demanda fuerza a no trasladar los costos, generando rentabilidad negativa y afectando la sustentabilidad empresarial.
“El discurso oficial sobre los beneficios de la competencia externa omite un dato esencial: la capacidad de compra de la población cayó drásticamente. La apertura, en este contexto, funciona como sustituto del ajuste interno: se traslada la presión al productor local”, concluye el informe, en un marco en el que la presencia de productos textiles importados subió del 56% al 67% en el primer trimestre del 2025.
Una redefinición del modelo económico
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, sintetizó la visión oficial en una frase contundente: “La idea de conectar la apertura comercial con el empleo no tiene fundamento”. Para el funcionario, “en un régimen de tipo de cambio flotante, cada exportación genera su importación”. Y viceversa.
Sin embargo, los números del INDEC parecen contradecir el optimismo. El superávit comercial cayó 80% en los primeros cuatro meses del año. Las importaciones desde China se duplicaron, mientras las exportaciones se mantienen estancadas.
En este escenario, el empresariado argentino, históricamente resiliente, vuelve a desplegar su capacidad de adaptación. Quienes antes gestionaban licencias y cupos, ahora buscan partners en Shanghái y Guangzhou para importar bienes terminados. El mismo conocimiento técnico y logístico se aplica hoy a una dinámica que premia la eficiencia comercial por encima de la inversión productiva.
¿Modelo sustentable o espejismo importador?
El “modelo Milei” abre oportunidades para importadores, pero cierra caminos para industriales. La pregunta que comienza a sobrevolar los despachos empresariales y sindicales es si esta estrategia, sustentada en desequilibrios de precios relativos y anclaje cambiario, puede sostenerse sin consecuencias profundas en empleo, tecnología, integración productiva y autonomía económica.
La historia argentina ofrece numerosas lecciones de giros abruptos. La actual coyuntura parece anticipar una más: en el péndulo entre apertura y protección, la industria nacional vuelve a jugar su supervivencia.
Nota original publicada en Sitio Andino