02/06/2025 - Edición Nº425

Economía

Dólar barato

¿Es cara Argentina? Un análisis comparado de precios trae la respuesta

29/05/2025 | Un estudio compara precios en 10 países y revela qué tan caros son alimentos, bienes durables y servicios en Argentina frente al mundo.



En un país donde la inflación es parte del paisaje económico y el tipo de cambio oficial permanece rezagado, el dólar se ha convertido en uno de los bienes más accesibles. En ese contexto, la sensación generalizada de que “todo está caro” parece más una reacción automática que una evaluación real. Pero, ¿qué tan caros son realmente los precios en Argentina si se los compara con otros países?

Un informe reciente de la Fundación Mediterránea, elaborado por los economistas Marcelo Capello y Nicolás Cámpoli, arroja luz sobre este tema. A través del relevamiento de precios de alimentos, bienes durables y servicios en diez países, el estudio permite observar con más claridad –y algunos datos llamativos– dónde se ubica Argentina en el mapa internacional de precios.

Alimentos: ni tan baratos, ni tan caros

Cuando se analizan los precios de alimentos y bebidas en góndolas y supermercados, Argentina muestra un comportamiento ambivalente. Es más cara en el 48% de los productos relevados, lo que rompe con la idea de que, por ser un país agroexportador, debería tener precios más bajos.

Por ejemplo, los alimentos argentinos son más caros que en Brasil en todos los ítems comparados. Frente a Chile y México, la relación es desfavorable en un 60% de los productos, mientras que con Polonia y China, la cifra escala al 80%. No obstante, los precios locales son más bajos que en Estados Unidos, Francia y Corea del Sur, donde entre el 80% y el 100% de los bienes tienen valores superiores.

Este panorama demuestra que la ventaja de ser un país productor no garantiza precios accesibles al consumidor. Inflación, carga impositiva, costos logísticos y márgenes comerciales son solo algunos de los factores que inciden en el precio final.

Bienes durables: los más caros del barrio… y más allá

Donde Argentina sí se destaca —aunque negativamente— es en el segmento de los bienes durables. El 91% de los productos relevados en este rubro son más caros que en el resto de los países estudiados. Esto incluye electrodomésticos, indumentaria, calzado, autos, motos y bicicletas.

En artículos específicos como televisores, freidoras, vestidos y zapatillas, Argentina lidera el ranking de los precios más elevados.

Las causas de esta diferencia no están ligadas directamente a los costos de fabricación, sino a una combinación de protección comercial e impuestos internos. Altos derechos de importación, restricciones a las cantidades que se pueden traer del exterior, IVA, impuestos provinciales y municipales, y cargas como el impuesto al cheque, encarecen los bienes que deberían tener precios globalmente similares por tratarse de productos transables.

A pesar de algunos intentos recientes del Gobierno por aliviar esta presión, la brecha persiste y es una de las más notorias en la comparación internacional.
 

Servicios: caros en la región, más accesibles en el mundo

En lo que respecta a servicios personales y familiares, Argentina aparece como más cara en el 36% de los casos. Comparada con países vecinos, se ubica por encima de Brasil en el 80% de los ítems, de México en el 50% y de Chile en el 40%.

Sin embargo, cuando el espejo es el mundo desarrollado, el país aparece como relativamente barato en rubros como cuotas escolares, expensas, transporte público o gimnasios. En contraste, salir a comer o contratar servicios de telefonía puede resultar más oneroso.

En este sector también juegan fuerte las políticas públicas, como los subsidios al transporte, que amortiguan el impacto del resto de los factores que elevan los precios. Es un esquema que genera precios mixtos, con servicios accesibles en algunos casos y onerosos en otros.

Una estructura de precios fragmentada

Argentina no encabeza el ranking mundial de los países más caros, pero sí se ubica entre los que presentan altos precios en segmentos clave del consumo diario. Las distorsiones no son homogéneas: varían según el tipo de bien, su condición de transable o no, y la carga regulatoria o tributaria que soportan.

Los alimentos muestran una situación intermedia, los bienes durables se encarecen notablemente y los servicios presentan una dualidad, siendo costosos a nivel regional pero competitivos frente a países desarrollados.

La inflación local es apenas una pieza del rompecabezas. A ella se suman una compleja estructura fiscal, restricciones comerciales, políticas de subsidios y una estrategia antiinflacionaria que depende en gran parte del enfriamiento económico y un dólar artificialmente bajo. Todo esto contribuye a una realidad económica en la que, para muchos, “todo es caro”, aunque no todo lo sea por igual.

Fuente Sitio Andino