Aconcagua Energía entra en cesación de pagos y encara una reestructuración financiera

Los problemas financieros del sector corporativo argentino siguen extendiéndose en 2025. Luego de los defaults de Los Grobo, Agrofina, Surcos, Celulosa Argentina y Grupo Albanesi, ahora la petrolera Aconcagua Energía (PAESA) anunció que no pagará los intereses de un bono en dólares que vencía este martes, abriendo así un nuevo capítulo en la crisis de deuda privada local.

Según informó la empresa a la Comisión Nacional de Valores (CNV), “la compañía impulsará un proceso integral de reestructuración de su deuda financiera, ante las condiciones desafiantes del mercado de capitales que han dificultado el acceso a fuentes de refinanciamiento en términos compatibles con la sostenibilidad del giro ordinario de sus actividades”.

Un intento fallido en Nueva York y una calificación a la baja

En mayo, Aconcagua intentó colocar US$ 250 millones en el mercado internacional, pero debió cancelar la operación por las altas tasas exigidas por los inversores, superiores al 12% anual. La intención era financiarse a una tasa en torno al 10%, pero la desconfianza del mercado y la falta de antecedentes de la compañía como emisor internacional jugaron en contra.

El fracaso en esa colocación derivó en una rebaja de la calificación crediticia por parte de Fitch Ratings, lo que aceleró el deterioro financiero. La calificadora justificó la decisión por la “limitada flexibilidad financiera de PAESA y el creciente riesgo de refinanciación”.

Al 6 de junio, Aconcagua tenía una liquidez de US$ 6,1 millones, frente a vencimientos de deuda de US$ 71 millones en el corto plazo, con US$ 30 millones venciendo en el tercer trimestre. En total, la deuda de la compañía ascendía a US$ 229 millones, con una relación deuda/Ebitda de 3,1 veces, que se eleva a 6 veces al incluir compromisos con Vista Oil & Gas.

Producción operativa sólida, pero con alto endeudamiento

Aconcagua Energía fue fundada en 2015 por los exYPF Diego Trabucco y Javier Basso. Opera actualmente 14 áreas en Mendoza, Neuquén y Río Negro, con una producción de 11.500 barriles diarios de petróleo equivalente. Su punto de equilibrio se sitúa en US$ 45 por barril, lo que le da cierta eficiencia operativa dentro de los estándares de la industria.

No obstante, su ambicioso plan de inversiones por US$ 260 millones hasta 2028 y el alto endeudamiento, en parte derivado de la adquisición de activos de Vista por US$ 86 millones, tensionaron su estructura financiera. En diciembre pasado, Aconcagua también compró la unidad de generación eléctrica de Inkia Energy por US$ 9,2 millones.

Asesores, estrategia de negociación y perspectiva

La compañía contrató al banco de inversión Valo Columbus (el mismo que asesora a Celulosa Argentina) y al estudio jurídico Tavarone Rovelli Salim Miani para conducir el proceso de reestructuración. Según su comunicación a la CNV, Aconcagua iniciará negociaciones con los acreedores y buscará un acuerdo de espera (standstill) que otorgue estabilidad temporal.

“La compañía estima completar el proceso de reestructuración en las próximas semanas, sujeto al avance de las negociaciones con acreedores”, expresó. Su objetivo es evitar escenarios más disruptivos y preservar el valor económico del negocio.

Desde Fitch anticipan que la perspectiva crediticia de Aconcagua será negativa durante al menos tres años, debido a su débil posición de liquidez y a la necesidad de financiamiento externo para sostener su plan de expansión.