
Como cada año, la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (ACOVI) presentó su informe de costos de cosecha, una herramienta esperada por el sector para evaluar rendimientos, eficiencia y proyecciones en medio de un escenario de incertidumbre para los productores. El acto de presentación reunió a autoridades del sector cooperativo, encabezadas por el presidente de ACOVI, Fabián Ruggeri, junto a Rubén Panella, presidente de FECOVITA, el secretario Marcelo Federici y el gerente Juan Rodríguez. También estuvieron presentes miembros de la Comisión Directiva de ACOVI y representantes de distintas cooperativas.
Uno de los datos más destacados del informe es que las cooperativas aportaron el 22% del total recolectado en Mendoza durante la vendimia 2025, lo que representa más de 3,2 millones de quintales elaborados y un crecimiento interanual del 18,5%. Este desempeño cobra relevancia en un contexto donde la cosecha nacional alcanzó los 19,8 millones de quintales, con Mendoza a la cabeza, aportando 14,8 millones y registrando un incremento del 6,5% respecto a 2024.
La presentación fue también una ocasión para reflexionar sobre la situación económica de los productores, quienes enfrentan costos crecientes y márgenes ajustados. Ruggeri subrayó que la cosecha representa entre el 30% y el 33% del costo anual de producción, lo que obliga a buscar alternativas más eficientes. “La asociatividad permite que nuestros productores aumenten su rentabilidad brindándoles insumos a menor costo y financiado, y porque tenemos un equipo de profesionales que los asesoran permanentemente”, expresó.
El informe de ACOVI propone un análisis comparativo de los tres sistemas de cosecha más utilizados: manual, mecanizada y asistida. Cada uno presenta características particulares en cuanto a costos, eficiencia operativa y adaptabilidad a las condiciones estructurales de las fincas.
La cosecha manual, tradicional y aún predominante en muchos viñedos, mostró importantes incrementos interanuales en los costos. Para la uva tinta común, la ficha de cosecha se ubicó en $600, con una suba del 44%, mientras que para la varietal el costo ascendió a $850, con un aumento del 39%. Este sistema es altamente sensible al rendimiento del viñedo, ya que a mayor producción, el trabajo se agiliza y reduce el costo por unidad.
El incremento de los costos en este sistema está directamente relacionado con el alza de los jornales, que registraron aumentos superiores al 80%. En este sentido, se reconoce la vulnerabilidad del modelo frente a la escasez de mano de obra y la creciente presión inflacionaria.
Por otro lado, la cosecha mecanizada gana terreno por su eficiencia. En 2025 representó el 21% del total nacional, con 3,9 millones de quintales recolectados bajo esta modalidad. Provincias como Neuquén (95,5%) y La Pampa (85,3%) muestran una alta adopción, mientras que en Mendoza su uso se consolida especialmente dentro del sistema cooperativo.
Desde el punto de vista económico, los costos crecieron un 34%, cifra por debajo de la inflación general. En uva tinta común, la mecanización resultó un 7% más económica por hectárea que la cosecha manual, gracias a su mayor rendimiento. Sin embargo, en varietales, la cosecha manual sigue siendo más competitiva, con un ahorro del 3% por quintal frente al sistema mecanizado. Ruggeri insistió en que desde ACOVI se busca financiar la mecanización como una forma de garantizar sostenibilidad para pequeños y medianos productores.
En tanto, la cosecha asistida, que combina mano de obra con herramientas como carros y tractoelevadores, mostró aumentos del 51% y 54% en uva tinta y varietal respectivamente, pero con niveles de eficiencia superiores: un 8% más eficiente que la manual en uva tinta, y 11% en varietales. Este sistema no solo reduce tiempos, sino que también mejora las condiciones laborales de los cosechadores, aliviando cargas físicas y elevando la calidad del trabajo.
La presentación incluyó además un análisis de la evolución del mercado del vino, a cargo de Rubén Panella. “Los dos primeros meses del año han tenido un crecimiento importante, y los siguientes son crecientes pero estables”, señaló, aunque reconoció que el consumo interno atraviesa un momento delicado.
Marcelo Federici, secretario de FECOVITA, destacó otro dato relevante: el volumen de uva destinada a mosto superó el 23% acordado en el convenio Mendoza-San Juan, lo que aporta equilibrio al mercado y permite un mayor aprovechamiento de la materia prima.
En su conjunto, el informe reafirma el valor del sistema cooperativo como herramienta estratégica para afrontar un escenario económico adverso y promover una modernización gradual de la vitivinicultura provincial. Gracias a la economía de escala, los productores asociados acceden a tecnología, financiamiento y servicios técnicos que, de forma individual, resultarían inalcanzables.
Sin embargo, para profundizar este modelo y mejorar su competitividad, el sector plantea una serie de desafíos concretos:
Líneas de financiamiento específicas para equipar empresas de servicios agrícolas.
Incentivos fiscales para fomentar la adopción de sistemas como la cosecha asistida.
Adecuación de la tarifa de acarreo, considerando las particularidades productivas de Mendoza y diferenciándola de los criterios aplicados en otras regiones del país.
La cosecha 2025 muestra que el cooperativismo no solo crece en volumen, sino también en eficiencia, impacto social y sustentabilidad. En un contexto donde el acceso al capital y la presión de costos son cada vez mayores, la integración y el trabajo colectivo se posicionan como claves para el futuro de la vitivinicultura mendocina.