15/07/2025 - Edición Nº468

Economía

Precios al consumidor

Inflación de junio: crece la brecha entre el índice oficial y lo que sienten los consumidores

14/07/2025 | El INDEC informó una inflación de 1,6% en junio, pero consumidores perciben más. Servicios caros, salarios atrasados y estadísticas desactualizadas explican la brecha.



El índice de inflación de junio marcó un leve aumento del 1,6%, apenas por encima del 1,5% registrado en mayo. Sin embargo, en la calle, esa aparente estabilidad no se percibe. Cada vez más consumidores sienten que la góndola no coindice con los marca el instituto estadistico.

Aunque los datos oficiales podrían leerse como un indicio de contención de precios, la percepción inflacionaria sigue muy por encima de las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). El descontento trasciende ideologías y responde a una brecha cada vez más visible entre el costo de vida real y los indicadores técnicos oficiales.

Inflación de alimentos y pérdida del poder adquisitivo

El dato que más llamó la atención fue el 0,6% de inflación en alimentos en junio, según el INDEC. Para muchos hogares, esa cifra resulta desconectada de la realidad diaria. En un contexto de salarios reales estancados y tarifas públicas en alza, la capacidad de compra continúa deteriorándose.

Los consumidores no evalúan la economía por el IPC mensual, sino por su capacidad para sostener el consumo. Y en ese plano, la inflación "percibida" pesa más que cualquier dato técnico.

Tarifas, salarios y consumo recortado

Desde el inicio del gobierno de Javier Milei en diciembre de 2023, los servicios públicos registran fuertes subas. Esto afecta directamente el ingreso disponible de las familias. Tras pagar luz, gas, internet, salud y educación, queda poco margen para otros gastos.

Este cambio en la estructura de consumo golpea especialmente a los sectores medios y bajos. Los servicios esenciales, cada vez más caros, absorben una mayor parte del presupuesto, dejando en segundo plano incluso a los alimentos.

¿Por qué los servicios suben más que los bienes?

Entre enero y mayo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumuló un 13,3%. Sin embargo, los servicios subieron 17,7%, mientras que los bienes lo hicieron solo un 11,3%.

Esta diferencia tiene un impacto directo en los hogares: cuanto menor es el ingreso, mayor es el peso relativo de los servicios en el gasto mensual. Un reciente informe del Centro de Estudios para la Recuperación Argentina señala que muchas familias ya resignan el consumo de alimentos para pagar tarifas.

Una canasta desactualizada que no refleja la realidad

Otro punto clave es la metodología con la que el INDEC calcula la inflación. El organismo todavía utiliza ponderaciones basadas en la Encuesta de Gastos de los Hogares 2004-2005, con un índice base del año 2016. Aunque hubo una actualización parcial en 2017-2018, los cambios aún no se aplican de forma efectiva.

Esa nueva encuesta mostró un aumento fuerte en el gasto en servicios básicos, y una baja en el consumo de alimentos. Sin embargo, mientras esa estructura no se incorpore al índice, las cifras seguirán reflejando una realidad incompleta.

Brecha entre inflación medida y percibida

Un estudio del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) mostró que en mayo la inflación percibida por la población fue del 4,23%, muy por encima del 1,5% oficial.

Además, la inflación esperada para los próximos 12 meses ronda el 38,8%, con mayor pesimismo entre los hogares de menores ingresos, que proyectan una suba del 41% frente al 37,7% estimado por los sectores más altos.

Vuelve el debate por un IPC alternativo

La creciente desconfianza hacia el INDEC reavivó en el Congreso Nacional la idea de reflotar el IPC Congreso, una iniciativa que surgió durante la intervención del organismo bajo la gestión de Guillermo Moreno. El objetivo sería ofrecer un índice alternativo frente a las críticas al actual.

La inflación como construcción social

Más allá de los números, la inflación es también una percepción. Y en Argentina, esa percepción está marcada por el deterioro del poder adquisitivo, el encarecimiento de los servicios y una sensación de que el dinero alcanza cada vez menos.

Mientras no se actualice la metodología oficial y no se aborden las causas estructurales del desajuste, la brecha entre lo que se mide y lo que se vive seguirá ampliándose. Y con ella, también se debilita la credibilidad del sistema estadístico nacional.

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