
Un nuevo estudio de la consultora Zuban Córdoba y Asociados reveló un marcado rechazo a la gestión de Javier Milei, al tiempo que expone una creciente fragmentación política y una opinión pública atravesada por la desconfianza y la tensión emocional.
Según la última entrega de su serie Domingo de Datos, titulada Amigos son los Amigos, el 56,8% de los encuestados desaprueba el rumbo del Gobierno, frente a un 42,8% que lo aprueba. El dato no solo confirma un estado de insatisfacción sostenida, sino que subraya su persistencia en el tiempo, independientemente de las variaciones coyunturales.
La intención de voto para futuros comicios también refleja esta tendencia. Un 52,8% de los consultados anticipa que sufragará contra el oficialismo, mientras que apenas un 38,3% lo haría a su favor. Entre los principales motivos que impulsan esta decisión punitiva, se destacan la destrucción del Estado, el deterioro de las políticas públicas, la percepción de un gobierno “cruel” y la ausencia de mejoras económicas tangibles.
Por otro lado, el segmento que aún respalda al presidente lo hace principalmente por el control de la inflación, la transparencia y la reducción del déficit fiscal, aunque el relato de la lucha contra la casta política ha perdido peso como elemento movilizador.
El informe remarca que la polarización política continúa siendo el eje central del escenario social. Sin embargo, la tradicional grieta kirchnerismo-antikirchnerismo se complejiza con un nuevo clivaje: mileístas vs. antimileístas.
En ese esquema, el 53,6% se declara antimileísta, mientras que solo el 28,1% se identifica con el mandatario. A pesar de los cambios en las identidades políticas, los datos revelan que el kirchnerismo (34,3%) y el antikirchnerismo (45,2%) siguen teniendo un peso relevante, al igual que la dicotomía entre peronismo y antiperonismo.
Esta superposición de lealtades e identidades configura un mapa emocional fragmentado, donde los límites entre los sectores ya no son tan nítidos, pero sí persistentes en sus lógicas de confrontación.
Uno de los hallazgos más significativos del relevamiento es la percepción ambivalente que genera la figura de Milei. El 55,4% de los encuestados lo considera un riesgo para la sociedad, mientras que el 37,8% aún lo ve como un cambio positivo.
El dato confirma que, pese al creciente malestar, persiste una reserva de expectativa en torno al rumbo que pueda adoptar el Gobierno. A su vez, el 68,1% de los consultados cree que su voto incide en la política, lo cual sugiere una democracia activa a pesar de la crisis de representación.
Finalmente, el estudio de Zuban Córdoba no se limita al análisis cuantitativo. Intenta captar también la dimensión simbólica y emocional del vínculo entre la sociedad y la política. Allí aparece la idea de lazos rotos, de confianza quebrada, pero también de emociones intensas que aún sostienen ciertas adhesiones políticas.
El informe advierte que el verdadero desafío no radica solo en enfrentar la desinformación digital, sino en recomponer los vínculos reales entre ciudadanía y dirigencia. De cara a las próximas elecciones legislativas, la desafección convive con una voluntad latente de participación.
Como concluye el director de la consultora, Gustavo Córdoba, será necesario reconstruir la confianza política como condición indispensable para fortalecer la vida democrática y convertir los comicios en una oportunidad de renovación institucional, más que en una mera expresión del malestar social.