12/08/2025 - Edición Nº496

Economía

informe económico

Mendoza ante una expansión que pierde impulso

05/08/2025 | Mendoza modera su crecimiento: el IERAL prevé un alza del 5% en 2025, con avances desiguales entre sectores y desafíos estructurales que condicionan su proyección a largo plazo.



Si preferis podes escuchar el Podcast sobre esta nota. Si tenes unos minutos te invitamos a leerla después del banner



Por momentos, la economía mendocina se asemeja a un viajero que ha dejado atrás la pendiente más empinada, pero que ahora se enfrenta a un terreno más llano y, por lo tanto, a un avance más lento. Después de la abrupta contracción que marcó el cierre de 2023, la provincia experimentó una recuperación vigorosa en los primeros meses de este año. Sin embargo, el último informe del IERAL de la Fundación Mediterránea advierte que el impulso inicial comienza a moderarse.

La proyección es que 2025 cierre con un crecimiento cercano al 5% del producto provincial, una cifra que, si bien positiva, está lejos de la aceleración que mostraron algunos sectores a comienzos del ciclo. El estudio sugiere que esta desaceleración responde tanto a factores nacionales como a limitaciones propias de la estructura productiva provincial.

El espejo de la economía nacional

Lo que sucede en Mendoza no es un fenómeno aislado. En el plano nacional, el nivel de actividad creció alrededor de 8% interanual a abril, pero lo hizo con una marcada heterogeneidad. El dinamismo inicial estuvo impulsado por sectores como el financiero, que capitalizaron la normalización posterior a la devaluación de diciembre de 2023 y el arrastre estadístico derivado de la fuerte contracción de fines de ese año.

El escenario comenzó a cambiar hacia mediados de 2025. La incertidumbre cambiaria entre marzo y abril generó tensiones, mientras que la liquidación de instrumentos financieros (LEFI) y la emisión de nuevas letras a tasas más altas encarecieron el crédito. El resultado fue una pérdida de tracción en la recuperación, un patrón que también alcanzó a Mendoza.

La recuperación provincial, a diferentes velocidades

En la provincia, el crecimiento se expresó de manera desigual. El sector agropecuario fue uno de los protagonistas del repunte, beneficiado por una buena cosecha previa. Sin embargo, su expansión tiende a moderarse en un escenario de precios internacionales más estables.

La industria manufacturera enfrenta un panorama más desafiante. La caída en las ventas de vino, combinada con una refinación de petróleo sin variaciones significativas, mantiene a este sector por debajo del promedio nacional. La minería, por su parte, sigue mostrando un declive en la extracción de crudo convencional, lo que la aleja del dinamismo que exhiben otras cuencas, como la neuquina con Vaca Muerta.

Un techo que persiste desde 2011

Más allá de la coyuntura, el informe de la Fundación Mediterránea llama la atención sobre un patrón que trasciende el corto plazo: la economía argentina lleva más de una década sin superar de manera sostenida el nivel de actividad alcanzado en 2011.

El diagnóstico identifica dos factores principales. Por un lado, la plena utilización de la capacidad instalada en sectores dinámicos, lo que limita la expansión sin un salto en las inversiones. Por otro, la persistente incertidumbre macroeconómica, que desalienta el ingreso de capitales y complica la planificación de proyectos de largo plazo.

La recomendación es clara: la única forma de romper ese techo es incrementar la productividad y mejorar la eficiencia de los procesos productivos. Con una inflación más baja, que impide licuar costos como en otros períodos, las empresas se ven obligadas a ajustar con mayor precisión sus estrategias.

La economía de Mendoza se desacelera
La economía de Mendoza es multifacetica pero sufre los altibajos nacionales

Inversión y financiamiento: el nudo central

En este contexto, la inversión continúa concentrándose en sectores con ventajas comparativas claras y expectativas de rentabilidad, como la minería y el petróleo. Sin embargo, ambos enfrentan costos internos altos en dólares y restricciones ligadas a la infraestructura disponible.

El riesgo país, si bien moderado respecto de picos anteriores, se mantiene en niveles elevados para estándares internacionales. Esto encarece el financiamiento externo y limita la posibilidad de expandir la capacidad productiva más allá de sectores puntuales. La lectura es que, sin una reducción consistente de este indicador, resultará difícil diversificar el flujo de inversiones.

El desafío de encontrar nuevos motores

La historia económica mendocina muestra una estructura productiva diversificada, pero marcada por ciclos en sus motores principales. En las décadas pasadas, el petróleo llegó a aportar cerca del 30% de los ingresos provinciales vía regalías; hoy, ese aporte ronda el 5%, afectado por la madurez de los yacimientos de la cuenca Norte y las dificultades en la cuenca Sur.

El boom vitivinícola de principios de siglo multiplicó por cinco las exportaciones y proyectó a Mendoza al escenario internacional. No obstante, la inestabilidad macroeconómica interna y la contracción en ciertos mercados globales reducen las chances de repetir aquel dinamismo.

El IERAL plantea interrogantes sobre cuáles serán los nuevos motores productivos. La minería metalífera podría ocupar ese rol, pero enfrenta tensiones sociales que ralentizan su desarrollo. Otras alternativas incluyen el turismo de alta gama, la economía del conocimiento y la agroindustria (si supera sus problemas logísticos). Ninguna, sin embargo, parece tener la capacidad inmediata de reemplazar los ingresos que en su momento generó la actividad petrolera.

Un equilibrio que definirá el futuro

La lectura de la Fundación Mediterránea es que Mendoza se encuentra en una etapa de transición económica, donde el desafío es doble: consolidar la recuperación en el corto plazo y sentar las bases de un crecimiento sostenible en el largo.

La clave estará en la adaptación de la matriz productiva y en la capacidad de construir consensos internos que faciliten la llegada de inversiones sin comprometer la estabilidad económica y social.

La desaceleración actual no necesariamente marca el inicio de una meseta prolongada, pero sí obliga a la provincia a definir con precisión sus próximos pasos. El rumbo que adopte en los próximos años será determinante para saber si el ciclo que se abre es solo una pausa o el preludio de una nueva etapa de crecimiento sostenido.