20/08/2025 - Edición Nº504

Producción

Vitivinicultura e Historia

De la espada a la vid: El legado vitivinícola de San Martín en Mendoza

17/08/2025 | La historia del vino en Mendoza también se escribe con José de San Martín: de la uva criolla al Malbec, el Libertador dejó un legado vitivinícola clave en la independencia y la identidad argentina.


por Marcelo López Álvarez


Mendoza se ha transformado en un faro de la vitivinicultura del nuevo mundo, con sus vinos reconocidos a nivel mundial y poseedora de vinos y enólogos de 100 puntos para casi todos los rankings y másters of wine globales. Una historia que se remonta al propio José de San Martín.
Pero la historia de Mendoza y el vino abarca más de dos siglos, si bien se la conoce con algo más de profundidad desde aproximadamente 1850 hasta aquí. Por aquellos años se produjo el primer cambio importante en lo concerniente a la industria vitivinícola, cuando el Presidente Domingo Faustino Sarmiento convenció al joven agrónomo francés Michel Aimé Pouget (en Argentina conocido como Miguel Amado), quien estaba radicado en Chile, de trasladarse a Mendoza para poner en marcha la Quinta Agronómica, primera escuela en la materia fundada en la Argentina.
Pouget, que apenas pasaba los 30 años, aceptó el desafío y emprendió, con el apoyo de Sarmiento y sus primeros alumnos, la primera revolución de la vitivinicultura mendocina que dejó de lado los métodos coloniales de elaboración de vinos. Pero no solo eso, además fue el introductor de la cepa Malbec en territorio mendocino, la cual hoy es la embajadora del vino argentino en el mundo.

Los orígenes y la primera vitivinicultura cuyana

Pero antes de que todo esto ocurriera, hay otra historia de la vitivinicultura cuyana que comienza a principios de la colonia y que se acrecienta y hermana con Chile y Perú a través de nuestro Libertador, el General Don José de San Martín. La crónica nos remonta a las primeras vides implantadas por los colonizadores españoles en los alrededores de las iglesias, con el objetivo de elaborar su vino para la misa y alguna “sobrita” para otros menesteres.
El particular desierto cuyano y las obras de riego de los pueblos originarios de la zona concibieron un escenario ideal para el desarrollo de esos parrales y viñas de cabeza que producían vinos rosados o claretes, ya que los tintos europeos eran patrimonio de los procesos del viejo continente. Pero, ¿cuál es la importancia de San Martín en esta historia? Se puede dividir en dos etapas: una, cuando llega por primera vez en 1814 como Gobernador de Cuyo, y la segunda, en su vuelta de la Campaña Libertadora en 1821, cuando se queda en Mendoza por aproximadamente un año y medio hasta que parte a Francia, en medio de la conmoción política, para no volver.

San Martín regresa a Sudamérica en 1812 como un oficial formado en Europa, con una sólida cultura. Tras organizar el Regimiento de Granaderos, triunfar en la Batalla de San Lorenzo y asumir el mando del Ejército del Norte, es nombrado Gobernador Intendente de Cuyo, con la meta de contener a las tropas realistas, asegurar la frontera con Chile y preparar el Cruce de los Andes.
Jose´de San Martín, gran defensor del vino argentino
Jose´de San Martín, gran defensor del vino argentino

La uva criolla y la producción para el ejército

El General llega a Mendoza en 1814 y comienza a armar el Ejército de los Andes. Desarrolla talleres metalúrgicos, impulsa la industria textil y alimenticia, y fomenta la actividad cultural. También organiza el territorio.
Para abastecer a la población y al ejército, dio impulso a la actividad agropecuaria, ganadera y vitivinícola, que ya era extensa pero sufría por los gravámenes del Gobierno Central que favorecían la entrada de vinos europeos. A través de Tomás Godoy Cruz, San Martín tuvo memorables enfrentamientos con el Gobierno buscando financiar el ejército independentista.
En ese momento solo existía uva criolla, ya que el Malbec llegó después con Pouget y Sarmiento, pero los vinos no eran malos. San Martín promovió nuevas plantaciones para aumentar la producción vitivinícola y abastecer al ejército.

El San Martín vitivinicultor en Perú y Chile

Durante su gestión como Protector del Perú, San Martín junto a Hipólito Unanué promovió el pisco. En Mendoza alentó el vino rosado con uva Listán Prieto, y en Chile fomentó el chacoli y el asoleado. Esto muestra que fue no solo un estratega militar y político, sino también un impulsor de las culturas vitivinícolas sudamericanas.

Los censos muestran la magnitud: en 1739 había 96 productores de uva, y en 1825 ya eran 362, entre ellos el propio San Martín, en su chacra La Tebaida en Los Barriales, en el Este mendocino.

Las tierras del Este

En 1816, pensando en el futuro de Merceditas, pidió 50 cuadras de tierra en Los Barriales, donde instaló una villa. Luego donó 200 cuadras a combatientes distinguidos de la Campaña Libertadora.

El vino en el Cruce de los Andes

Los documentos del Cruce de los Andes certifican que San Martín llevó vino mendocino a razón de una botella por soldado para sus 5.200 hombres, con 113 mulas de carga destinadas solo al traslado del vino.

La cava, los vinos especiales y la leyenda

Se dice que San Martín tenía una cava con vinos especiales para amigos y oficiales, aunque muchas de estas historias pertenecen a la leyenda oral.
A la vuelta de la Campaña Libertadora, en 1821, retomó la producción de vinos y aguardiente en La Tebaida.
Hoy, cuando los vinos rosados ganan espacio en la moda internacional, vale recordar que nuestro Padre de la Patria fue uno de los primeros en Mendoza en producir y mejorar aquellos vinos.