
por Marcelo López Álvarez
El mes dejó una foto compleja para el mercado de cambios. Por un lado, el Banco Central mostró un superávit en la cuenta corriente impulsado por liquidaciones extraordinarias de exportaciones agrícolas. Por otro, se observó un aumento fuerte del gasto en dólares fuera del país y en compras por internet, junto con un repunte en la formación de activos externos. Todo ello subraya tensiones estructurales que siguen marcando la economía.
Según el Balance Cambiario del BCRA, en julio los argentinos gastaron 1.192 millones de dólares en consumos con tarjeta, servicios turísticos, pasajes y compras digitales. Esta cifra representa un alza del 41% frente a julio de 2024. El contexto de vacaciones y la devaluación del peso —que encareció las compras en moneda extranjera un 14% en apenas cuatro semanas— explican en parte este ritmo.
Detallando el desglose:
El BCRA señala que alrededor del 70% de los pagos en dólares con tarjeta se cancelaron con divisas que ya estaban en poder de los usuarios. Esto reduce, a corto plazo, la presión sobre el mercado cambiario, aunque es una estimación que se repite mes a mes y no un cálculo preciso.
La fiebre por el dólar no se limitó a los consumos. En julio, 1,3 millones de personas compraron billetes, por un total de 3.408 millones de dólares, un 42% más que en junio. Al mismo tiempo, 576 mil individuos vendieron unos 367 millones. Es decir, hay una demanda creciente de cobertura ante la volatilidad cambiaria.
El propio Banco Central informa que el sector privado no financiero fue comprador neto de moneda extranjera por 282 millones de dólares, mientras que las personas físicas registraron salidas netas por 5.644 millones, concentradas en la adquisición de billetes y divisas sin un uso claro inmediato. Parte de esos dólares luego se gastó en compras en moneda extranjera; el resto se mantuvo como atesoramiento.
El resultado es un aumento notable de la Formación de Activos Externos (FAE): 5.432 millones de dólares en julio. Es la segunda mayor salida mensual desde que existe el mercado único y libre de cambios, apenas superada por agosto de 2019. En cuatro meses, la FAE acumuló 14.720 millones, equivalente al 118% de los desembolsos recibidos del Fondo Monetario Internacional en el mismo periodo.
En paralelo, la cuenta corriente mostró un superávit de 1.374 millones de dólares, impulsado por un ingreso excepcional en la categoría Bienes. En julio entraron 10.175 millones por exportaciones, un 73% más que en 2024.
La clave estuvo en la liquidación anticipada de exportaciones agrícolas a finales de junio, cuando los productores adelantaron Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior para aprovechar una reducción transitoria de retenciones. Ese flujo se trasladó a julio, sosteniendo de forma coyuntural las cuentas externas.
Sin embargo, analistas del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advierten que este comportamiento “pone en jaque los próximos meses”, al reducir el stock disponible para liquidaciones futuras. Las anticipaciones y prefinanciaciones representaron el 42% de las liquidaciones en el primer semestre, frente al 26% del año anterior.
Las importaciones llegaron a 6.289 millones de dólares, un 18% más respecto al año anterior. Este incremento respondió al repunte de la actividad y a la cancelación de deudas comerciales pospuestas, que se financiaron a través de mecanismos como el BOP Real y otras vías, absorbiendo unos 1.400 millones adicionales.
La balanza de servicios, en cambio, mostró un déficit de 928 millones, impulsado por turismo emisivo y consumos con tarjeta. En siete meses de 2025, el rojo turístico ya supera lo acumulado en todo 2024, subrayando el desbalance estructural en este rubro.
La balanza de turística es claramente deficitaría
El mes terminó con una caída de 1.107 millones de dólares en las reservas internacionales, quedando en 38.866 millones. La reducción respondió a pagos de capital e intereses de deuda pública, compensados solo de forma parcial por compras del Tesoro y desembolsos de organismos internacionales.
La Inversión Extranjera Directa (IED) aportó apenas 155 millones, y el saldo acumulado desde diciembre de 2023 sigue en negativo: 1.191 millones. Un dato que plantea dudas sobre la eficacia del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), vigente desde 2024.
La radiografía de julio revela un escenario dual: un superávit de la cuenta corriente sostenido por liquidaciones extraordinarias y, a la vez, un drenaje de divisas en turismo, servicios y dolarización de carteras.
Aunque el impulso exportador logró compensar en parte el rojo de los servicios y la salida de capitales, los analistas señalan que se trata de un alivio transitorio. El CEPA describe la sostenibilidad del esquema como “en jaque” ante la magnitud de la demanda privada de dólares y la dificultad de generar flujos de capital estables que fortalezcan las reservas.
En resumen, julio ofrece un respiro estadístico, pero no resuelve las tensiones estructurales que condicionan la política cambiaria argentina: gasto externo creciente, demanda persistente de divisas como refugio y la lucha por lograr flujos de capital estables que fortalezcan las reservas.