
por Milagros Herrera/Mendoza Económico
Las pequeñas y medianas empresas volvieron a recibir en agosto un golpe de la desaceleración del consumo. De acuerdo con el Índice de Ventas Minoristas PyME, elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas a precios constantes retrocedieron 2,6% interanual y además mostraron una baja de 2,2% en comparación con julio, en la serie desestacionalizada.
Si bien en el acumulado del año todavía se mantiene una mejora del 6,2% frente a 2024, los números de los últimos meses reflejan con claridad el enfriamiento de la actividad económica.
Entre los distintos sectores relevados, solo las farmacias lograron evitar la contracción, con un alza marginal del 0,2%. El resto mostró resultados negativos: bazar y decoración se desplomó 10,4%, perfumería cayó 8,9%, textil e indumentaria retrocedió 4,8%, ferretería bajó 1,9%, mientras que alimentos y bebidas y calzado y marroquinería tuvieron descensos más leves, del 0,9% y 0,8% respectivamente.
El informe mensual de CAME señala que la celebración del Día del Niño aportó algo de movimiento a ciertos rubros, aunque ese estímulo resultó limitado y sostenido principalmente en promociones, liquidaciones y planes de financiación.
En contraste con lo sostenido por el Gobierno, las operaciones presenciales predominaron sobre las digitales, y las compras se orientaron a bienes de primera necesidad en volúmenes reducidos.
Los comerciantes señalaron como principales obstáculos la incertidumbre macroeconómica, la presión impositiva, la falta de crédito accesible y la caída del poder adquisitivo. Frente a este escenario, las PyMEs se volcaron a estrategias defensivas, como reducir stocks, postergar inversiones y depender de ingresos de corto plazo para sostener la operatoria diaria.
Alimentos y bebidas: apenas mejoraron respecto de julio gracias al regreso a clases y a descuentos puntuales, aunque el gasto de los hogares se mantuvo restringido.
Bazar y decoración: la fuerte contracción, pese a la estacionalidad favorable, mostró los límites del endeudamiento familiar y de las promociones.
Calzado y marroquinería: castigados por el deterioro de los ingresos y los mayores costos fijos.
Ferretería y materiales de construcción: ventas reducidas a artículos menores, con postergación de proyectos de mayor escala.
Perfumería: la suba de precios reciente redujo la demanda, sobre todo en provincias limítrofes donde el comercio fronterizo ofrece alternativas más competitivas.
De cara a los próximos meses, los comerciantes muestran expectativas moderadas. Según la encuesta de CAME, el 49% confía en que la situación mejorará en un plazo de doce meses, el 42% cree que se mantendrá estable y apenas un 9% anticipa un deterioro.
No obstante, el clima para la inversión continúa siendo adverso: un 58% de los empresarios considera que no es el momento adecuado para destinar recursos a nuevos proyectos, reflejando el clima de prudencia y desconfianza que domina al sector.
El pulso del consumo minorista, termómetro sensible de la economía cotidiana, vuelve a exhibir los límites de la recuperación y plantea un desafío político creciente para el Gobierno, que observa cómo el malestar económico empieza a trasladarse al terreno social.