02/10/2025 - Edición Nº547

Economía

Gira internacional

Argentina al borde: Milei juega su último pleno a Trump mientras los dólares vuelan

22/09/2025 | La economía argentina se tambalea: Milei apuesta a swaps, préstamos y tipos de cambio artificiales mientras el país enfrenta un caos financiero y productivo cada vez más profundo.


por Marcelo López Álvarez


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La economía argentina entra en una semana cargada de incertidumbre, con el sello de improvisación que caracteriza a la administración de Javier Milei. El anuncio de adelantar públicamente negociaciones con Estados Unidos para un swap y centrar todas las expectativas en un encuentro con Donald Trump el martes parece más un acto de marketing político que una estrategia económica seria. La sensación que deja es la de una moneda lanzada al aire: cara o seca, sin posibilidad de sostener certezas. La realidad es que el gobierno ha llevado al país a un punto de inflexión donde las decisiones necesarias se ven demoradas por la falta de previsión y la ideología extrema de quienes gobiernan.

A pesar de los intentos oficiales de mostrar disciplina fiscal, los mercados transmiten un mensaje ineludible: el modelo actual es insostenible. El supuesto préstamo del Tesoro estadounidense, el gran anuncio mediático de la semana, no representa más que una postergación temporal. Su impacto real dependerá de las condiciones impuestas por Washington y, en todo caso, no corrige las distorsiones estructurales que estrangulan a la producción nacional. Expertos de distintos colores políticos coinciden: la corrección de la economía y del tipo de cambio es inevitable, y los retrasos de esta administración solo agravan la cuenta pendiente.

El gobierno perdió la oportunidad de acumular reservas cuando se levantó parcialmente el cepo cambiario en abril. Ahora, la corrección necesaria debe ser integral, pero las señales del mercado muestran que la capacidad de acción es cada vez más limitada. Publicaciones especializadas internacionales, como el Financial Times, advierten que no alcanza con ajustar el tipo de cambio: es necesario un “reset” completo del esquema monetario, cambiario y financiero. La excesiva apreciación de la moneda bajo la administración Milei genera presión sobre las reservas, mientras que la tasa de interés y los encajes históricamente altos muestran que el nivel de la divisa es artificial y no puede sostenerse.

Javier Milei en problemas juega su último pleno a Donald TrumpJavier Milei en problemas juega su último pleno a Donald Trump

El dilema del financiamiento externo y las presiones geopolíticas

Frente a esta situación, el gobierno recurre nuevamente al financiamiento externo, apostando al Tesoro estadounidense como tabla de salvación. Sin embargo, cualquier flujo de dólares —ya sea 10.000, 20.000 o 30.000 millones— es temporal y condicionado. Los analistas advierten que el capital se consumirá rápidamente mientras los dólares se mantengan baratos respecto a la expectativa del mercado. La presión se agrava en un contexto electoral desfavorable, donde la demanda de divisas internas seguirá elevada.

El swap con China, equivalente a 18.000 millones de dólares, es otro punto crítico. Estados Unidos ha dejado claro que no ve con buenos ojos este acuerdo bilateral. Si el préstamo de Washington se destinara a pagarle a China, la ganancia neta en liquidez sería mínima, convirtiendo la operación en un mero parche financiero que no resuelve los problemas estructurales de la economía argentina.

Subsidio al gasto externo y asfixia a la producción local

La búsqueda de fondos externos se explica en gran parte por la política cambiaria de la administración. A pesar de una cosecha récord, un blanqueo de capitales exitoso y los dólares provenientes del FMI, Argentina no logra acumular reservas. La causa central es un tipo de cambio artificialmente bajo, usado como ancla para contener la inflación. Este esquema genera un subsidio implícito al gasto externo: importaciones de consumo, viajes al exterior y fuga de capitales.

La señal que el gobierno envía al gastar todas sus herramientas financieras para sostener un tipo de cambio bajo es clara: la ciudadanía debe aprovechar la “plata dulce” mientras dure. La experiencia histórica argentina demuestra que este comportamiento incentiva la compra de dólares, elevando la presión sobre las reservas. Mientras tanto, las empresas sufren: las altas tasas de interés impiden solicitar financiamiento, y el tipo de cambio bajo castiga la competitividad local, premiando la producción extranjera.

La fragilidad del equilibrio fiscal

El gobierno defiende su estrategia argumentando que existe un equilibrio fiscal. Si bien el déficit financiero es nominalmente pequeño (0,3% del PIB), este equilibrio es frágil y se sostiene a costa de capitalizar intereses de deuda, lo que incrementará el pago futuro. Cuando llegue el momento de saldar esa cuenta, el supuesto orden fiscal quedará en evidencia.

Además, el “superávit” actual se sostiene sobre pilares insostenibles: jubilaciones por debajo de la línea de pobreza para dos tercios de los adultos mayores, abandono de la obra pública y recortes en ciencia, educación y universidades. La necesidad de incrementar el gasto en áreas esenciales en el futuro hará desaparecer rápidamente cualquier ilusión de estabilidad.

Un verdadero plan de estabilización requiere ajuste fiscal, corrección monetaria y financiera, pero también un acompañamiento productivo y políticas de ingresos, elementos que el gobierno de Milei descarta por motivos ideológicos. Mantener un esquema incompleto solo posterga la próxima crisis y eleva el riesgo de que esta sea más profunda y dolorosa. La economía argentina sigue en vilo, y la improvisación oficial no hace más que aumentar la sensación de que el país se dirige hacia un choque inevitable.