
por Redacción Mendoza Económico
A traves de dos papers publicados esta semana, los economistas del IERAL de la Fundación Mediterránea advierten que la Argentina atraviesa una situación de excepcional fragilidad financiera y política. El país enfrenta un problema estructural de falta de credibilidad, que impide el acceso al crédito internacional aun cuando se haya implementado un ajuste fiscal de magnitud inédita, respaldado por una parte significativa de la oposición y con el explícito apoyo de los Estados Unidos.
El diagnóstico del instituto señala que el alto riesgo país es síntoma de una desconfianza persistente que impide renovar los vencimientos de la deuda pública por vías voluntarias, condición que en otras economías constituye un procedimiento habitual. En consecuencia, la imposibilidad de refinanciar los compromisos externos genera el clima de inestabilidad que domina la coyuntura actual.
El informe identifica varios elementos que explican esta paradoja. En primer lugar, el “prontuario” de la Argentina: una larga historia de incumplimientos de deuda que complica cualquier intento de reconstrucción de la credibilidad. En segundo término, la “herencia” recibida en diciembre de 2023, cuando el país se encontraba nuevamente al borde de la hiperinflación, con reservas negativas en el Banco Central y una pesada carga de pasivos acumulados.
Otro elemento señalado es el llamado “riesgo kuka”, es decir, la persistencia de sectores políticos que promueven políticas macroeconómicas poco ortodoxas y proclives al desorden fiscal. A ello se suman errores de diseño del programa económico actual: la excesiva subordinación de la política cambiaria y monetaria a la desinflación —lo que generó atraso cambiario y lentitud en la acumulación de reservas— y la subestimación de la gestión pública, con casos de mala administración y corrupción que socavan la confianza.
Finalmente, el aislamiento político del gobierno y la falta de pericia para construir consensos agravan la situación. La Fundación Mediterránea advierte que esta debilidad, reflejada tanto en el Congreso como en el vínculo con los gobernadores, se traduce en una duda creciente sobre la sostenibilidad del ajuste fiscal.
El estudio del IERAL enfatiza que la gobernabilidad se ha transformado en la variable crítica para la estabilidad económica. Según el análisis, más que un problema de recursos, la Argentina enfrenta un déficit de gestión política y administrativa. “Sin acuerdos duraderos con parte de la oposición, no hay programa económico que pueda sostenerse”, advierte el documento.
En este sentido, la entidad interpreta el apoyo de Estados Unidos no solo como una cuestión de montos o instrumentos financieros, sino como un respaldo condicionado al cumplimiento de “tareas domésticas”: mejorar la gobernabilidad, relanzar el gabinete y retomar la agenda de reformas estructurales comprometidas en el Acta de Mayo.
El informe recuerda que, desde la firma de aquel acuerdo, no hubo avances sustantivos en su implementación. La falta de resultados, junto con la dificultad del oficialismo para bloquear iniciativas opositoras que atentan contra el equilibrio fiscal, constituyen una señal de alarma para los acreedores externos. “Si la voluntad política de sostener el ajuste se quiebra, el rechazo a prestarle a la Argentina tendrá fundamentos”, resume la Fundación.
Los analistas del IERAL sostienen que la actual crisis externa podría transformarse en una oportunidad para sentar las bases de un régimen bimonetario estable, similar al de Perú o Uruguay. Ello implicaría avanzar hacia una mayor flexibilidad cambiaria y una institucionalidad financiera que canalice la dolarización a través del sistema bancario, evitando la fuga de divisas hacia el circuito informal.
El documento propone, además, que la asistencia de los Estados Unidos y el FMI funcione como una “muleta” para facilitar la acumulación de reservas sin forzar el tipo de cambio. A la par, sería indispensable que la política interna asegure la demanda de pesos y que el proceso de desinflación se vincule con una estrategia de crecimiento sostenido.
De acuerdo con las simulaciones del Fondo Monetario Internacional, citadas en el informe, la sustentabilidad de la deuda requeriría que el riesgo país se reduzca a unos 500 puntos básicos en 2026, con tasas reales de refinanciación cercanas al 5%. Alcanzar esos niveles será imposible, advierte la Fundación, si persiste la confrontación política y no se avanza en acuerdos que den previsibilidad al rumbo económico.
La Fundación Mediterránea concluye que el ajuste fiscal cumplió su primera función: contribuir a la desinflación. Sin embargo, la tarea actual es empalmar estabilidad con crecimiento, algo que solo será posible mediante un salto de calidad en la gestión pública, la recuperación de los equilibrios macroeconómicos y el impulso decidido de las reformas estructurales.
Sin un programa político coherente que garantice la gobernabilidad, el riesgo país difícilmente emprenda un sendero descendente. La Argentina, según el diagnóstico del IERAL, no padece tanto un problema de números como un problema de confianza, cuya superación dependerá menos del financiamiento externo que de la madurez política interna.