por Redacción Mendoza Económico
El letargo financiero que había caracterizado las últimas jornadas se disipó abruptamente este martes. Tras cuatro días de inactividad por el feriado puente, el dólar abandonó su estabilidad y registró un salto superior al dos por ciento en el mercado paralelo. La reacción fue acompañada por un incremento en el riesgo país y un descenso generalizado en las acciones tanto de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires como de los ADR en Wall Street.
Sin embargo, en una jornada marcada por señales contrapuestas, los bonos soberanos lograron sostener una mejora en sus cotizaciones, una dinámica que se explica en el desacople respecto del resto de los activos financieros. La posibilidad —luego desmentida— de que bancos internacionales otorgaran un préstamo en “poll” por 20 mil millones de dólares dejó lugar a una lectura más selectiva por parte de los inversores, que priorizaron instrumentos de deuda aún en medio de la volatilidad.
En el plano doméstico, todas las miradas están puestas en la licitación de deuda prevista para hoy. El Tesoro enfrenta el desafío de renovar vencimientos en un contexto de tasas de interés en descenso, un movimiento que requiere precisión para evitar un deterioro de la demanda de pesos.
El telón de fondo son las versiones cruzadas sobre una posible asistencia financiera coordinada por el Tesoro de los Estados Unidos, articulada a través de un mecanismo de “Repo”, es decir, una recompra de bonos con garantía de bancos internacionales. La concreción de ese esquema se ha transformado en un elemento central para despejar el horizonte de compromisos financieros en los próximos dos años.
De resultar exitosa, la licitación del miércoles podría habilitar un nuevo ciclo alcista en el mercado accionario. Pero la clave para recomponer expectativas -y retomar la tendencia descendente del riesgo país- continúa siendo la confirmación del acuerdo financiero con Estados Unidos y las entidades bancarias involucradas.
El dólar se despierta después del feriado. Comportamiento dual de los mercados
El mercado local convive con las particularidades de una economía bimonetaria. Tras un octubre atravesado por una dolarización récord, noviembre podría cerrar con un saldo neto vendedor por parte del público. Las estimaciones privadas proyectan ventas de alrededor de 1.400 millones de dólares, impulsadas no por un cambio de expectativas, sino por la necesidad de obtener liquidez en pesos luego del agresivo posicionamiento en divisas del mes anterior.
Mientras la economía doméstica enfrenta sus propios desafíos, el frente externo sumó un factor de inquietud. El banco estadounidense Wells Fargo publicó una actualización de su “marco de vulnerabilidad cambiaria”, un seguimiento que evalúa la resistencia de las monedas emergentes ante shocks internacionales. El diagnóstico general para la región resulta preocupante; para la Argentina, directamente crítico.
La entidad advirtió que un eventual endurecimiento del tono de la Reserva Federal —motivada por tensiones políticas en Washington o por mayores presiones inflacionarias— podría profundizar la inestabilidad. En ese escenario, el peso argentino aparece junto con las monedas de Colombia, Chile y Polonia entre las divisas más expuestas a una depreciación abrupta.
Con un tipo de cambio de referencia de 1.425 pesos, el informe señala que los fundamentos macroeconómicos locales no alcanzarían para amortiguar un shock externo. Entre los factores estructurales que explican esta vulnerabilidad se destacan un diferencial de tasas reales insuficiente frente a Estados Unidos, una cobertura limitada de importaciones en términos de reservas internacionales y un riesgo político elevado, que restringe el margen de maniobra del Banco Central.
El único elemento positivo que reconoce el informe es la cuenta corriente equilibrada, aunque insuficiente para compensar el resto de los desequilibrios. “Si los fundamentos son débiles, la corrección puede ser mayor”, resume el análisis.
Wells Fargo también incorporó en su diagnóstico los elementos políticos que dominan la escena en Estados Unidos. La presión pública del presidente Donald Trump sobre la Reserva Federal para acelerar los recortes de tasas, junto con los rumores sobre eventuales cambios en el gabinete económico, añade un componente adicional de volatilidad.
Aunque el consenso del mercado aún descuenta una baja de 25 puntos básicos en diciembre, la probabilidad de un escenario más restrictivo ha crecido, afectando de manera directa a los mercados emergentes.