por Redacción Mendoza Económico
En un escenario marcado por anuncios de retiro de subsidios y aumento de trarifas energeticas dolarizadas,, la Argentina ingresa en una etapa en la que la eficiencia energética se convierte en un factor determinante para la continuidad operativa de industrias, pymes y establecimientos agrícolas. La quita de subsidios, el incremento sostenido de la demanda y un sistema eléctrico en tensión derivaron en un contexto donde gestionar el consumo dejó de ser una opción para transformarse en una obligación económica.
Durante los últimos cinco años, la electricidad para usuarios comerciales e industriales aumentó más de 1.500%, de acuerdo con relevamientos del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA/CONICET y los informes del ENRE. La provincia de Mendoza no fue ajena a este proceso: entre 2019 y 2024, los incrementos acumulados para pymes y grandes usuarios superaron el 1.300%, y desde diciembre volverán a registrar otra suba. El impacto sobre los costos productivos obliga a las empresas a explorar alternativas para reducir el consumo real sin afectar la capacidad operativa.
En este contexto, una de las propuestas tecnológicas que comienza a ganar protagonismo es Integra, una herramienta de inteligencia energética representada en el país por Grupo Halpern, y utilizada por firmas internacionales como Wilmar, Coca-Cola, Unilever, Rolls-Royce y Peugeot. Su creciente adopción responde a una necesidad concreta: disminuir la carga eléctrica sin alterar los ritmos de producción, una ecuación crítica para cualquier actividad en un escenario de tarifas en ascenso.

Integra funciona como un “control de crucero inteligente” para motores trifásicos. Su principio operativo consiste en convertir al propio motor en un sensor de carga capaz de medir el torque en tiempo real. De este modo, ajusta la entrega de energía cada 10 milisegundos y evita el derroche habitual que suele transformarse en calor, vibración y ruido. El sistema no requiere mantenimiento ni suscripciones mensuales, lo que simplifica su incorporación en distintos entornos productivos.
La tecnología promete resultados concretos: ahorros del 15% al 45% en energía, reducción de entre 2% y 15% en la potencia contratada, prolongación de la vida útil del motor hasta cinco años y recuperación de la inversión en un plazo inferior a los catorce meses. Estos indicadores explican el creciente interés de sectores donde la energía eléctrica es un insumo crítico, como el bombeo, la refrigeración, la molienda, el riego agrícola y la minería.
Para Hernán Norando, CEO de Grupo Halpern, la transición energética que atraviesa el país deja en evidencia la urgencia de adoptar soluciones inteligentes. “Hoy, con tarifas que suben mucho más rápido que los ingresos, la eficiencia energética dejó de ser una ventaja competitiva para convertirse en un salvavidas financiero. Integra permite a una pyme o a una industria reducir su factura desde el primer mes sin frenar la producción”, afirma.
Norando subraya además que la tendencia regulatoria profundizará esta necesidad: “La quita de subsidios llegó para quedarse. Las compañías que no gestionen su consumo van a quedar fuera de competencia. La energía es el nuevo costo crítico en la Argentina, y las herramientas inteligentes son la única forma de controlarlo”.
Mendoza, con una matriz productiva intensiva en motores eléctricos, resulta un caso emblemático. Las estimaciones indican que, en sectores como el agrícola y el industrial, los ahorros generados por Integra oscilan entre 20% y 45%, lo que acelera los tiempos de amortización.
La Secretaría de Energía ya anticipó que la recomposición tarifaria continuará para reducir el déficit fiscal y avanzar hacia estructuras de precios “realistas”. En este marco, la advertencia de los especialistas es clara: el valor de la electricidad seguirá en aumento, y el único elemento que puede disminuir es la cantidad de energía consumida.
El avance de herramientas como Integra responde, entonces, a una exigencia que excede la innovación tecnológica. Se trata de una reorganización integral del modo en que las empresas administran sus recursos. “El costo de no hacer nada va a ser cada vez más alto. Las compañías que adopten eficiencia ahora serán las únicas realmente preparadas para los próximos años”, concluye Norando.