por Redacción Mendoza Económico
En un contexto donde el financiamiento resulta clave para sostener la actividad y planificar inversiones, el scoring crediticio se consolida como una de las principales variables que definen si una empresa accede -o no- a un préstamo. Para las PyMEs, comprender cómo funciona este mecanismo dejó de ser un tema técnico y pasó a ser una herramienta estratégica.
El scoring es un sistema de calificación de riesgo que utilizan bancos y entidades financieras para estimar la probabilidad de cumplimiento de una empresa o persona al solicitar crédito. Aunque cada institución aplica su propio modelo y criterios internos, todas se apoyan en esta metodología para evaluar la salud financiera del solicitante.
Antes de otorgar financiamiento, las entidades analizan múltiples variables: historial crediticio, nivel de endeudamiento, patrimonio, cheques emitidos y grado de cumplimiento de las obligaciones, entre otros factores. A eso se suma la información que proveen los burós de crédito, que funcionan como una base común de consulta.
“Una empresa pyme necesita saber que no solo los bancos informan hoy al Banco Central los saldos de una firma y su grado de cumplimiento; esa lista se amplió a más de 400 empresas que ofrecen financiamiento”, advierte María Laura García Conejero, fundadora y CEO de LUC, una plataforma tecnológica que conecta a PyMEs con entidades financieras.
Según explica, muchos empresarios desconocen que incluso saldos mínimos o cuentas poco utilizadas forman parte del historial crediticio y pueden influir en la evaluación final.

Entender el historial crediticio se volvió una ventaja competitiva al buscar crédito
Un punto clave del sistema es que no existe un único scoring. Cada banco o financiera realiza su análisis interno, que puede diferir del de otras entidades. “No solo se toma en cuenta el historial de la firma y de sus titulares; cada entidad aplica criterios propios y pondera la situación crediticia a su manera”, señala García Conejero.
Esta diversidad de modelos vuelve aún más relevante que las PyMEs sepan cómo son evaluadas, para anticipar observaciones, corregir desvíos y mejorar su perfil antes de presentar una solicitud de crédito.
En ese escenario, las herramientas digitales ganan protagonismo. Con el objetivo de facilitar el acceso al crédito, LUC incorporó la función “Ver cómo te ven”, que permite a empresas e individuos conocer toda la información crediticia disponible sobre ellos, tal como la observan las entidades financieras.
“Si una pyme sabe cómo la van a evaluar y qué datos se toman en cuenta, llega mejor preparada a la búsqueda de financiamiento”, explica Irene Alfiz, directora de Planificación Estratégica de LUC. Según destaca, contar con esta información ayuda a reducir la incertidumbre y el “miedo” que suele generar hablar de scoring.
Conocer el propio perfil crediticio también permite detectar saldos impagos o inconsistencias que podrían bloquear el acceso a una línea de financiamiento relevante. “Siempre es preferible saber qué conoce el mercado de uno”, resume Alfiz.
En un contexto donde el crédito es una palanca clave para el crecimiento, el cambio en el scoring crediticio obliga a las PyMEs a pasar de una postura reactiva a una gestión activa de su información financiera, incorporando la transparencia y la tecnología como aliadas.